El avance de la industria automotriz china parece un tren sin frenos. Y es un fenómeno que preocupa en Europa, al punto que uno de los máximos líderes mundiales planteó la necesidad de cobrarles impuestos a los vehículos que se importen desde el gigante asiático con el objetivo de proteger la complicada industria continental.
No son buenos días para las marcas en Europa. A las complicadas ventas y el alza de precios cercano al 10%, se suma un retroceso en los niveles de producción. Por el otro lado, desde China comienzan a llegar nuevos modelos, especialmente electrificados, y a un costo mucho más competitivo en relación precio-equipamiento.
Este fenómeno es el que llevó a Carlos Tavarez, CEO del Grupo Stellantis, a poner sobre la mesa el tema en una entrevista con el sitio Autocar, donde expuso la preocupación del sector por las ventajas que exhiben los autos eléctricos chinos en comparación con los del Viejo Continente.
“Las condiciones aquí son más fáciles para que los fabricantes de automóviles chinos compitan que para los fabricantes de automóviles occidentales en China”, dijo Tavares, agregando que “la Unión Europea está abierta de par en par y no es aceptable. No se trata a las empresas chinas en Europa con las mismas reglas que tenemos allá”.
Para el máximo personero de Stellantis, los líderes políticos europeos deberían “dejar de ser ingenuos y dogmáticos” y reconocer que, al legislar a favor de los vehículos eléctricos, están obligando a los fabricantes a construir autos que las clases medias no pueden pagar, por lo que escogerán vehículos chinos que pondrán en riesgo el futuro de la industria automovilística europea.
“¿Quieres poner tu movilidad en manos del Estado chino? Dejen de imponer restricciones a los automóviles, dejen de amenazar los empleos, ya que fabricar automóviles se ha vuelto demasiado costoso”, señaló Tavares.
Según indica en la entrevista el ejecutivo, uno de los mayores problemas es que los fabricantes chinos están una década delante de sus homólogos europeos en el desarrollo de automóviles eléctricos, lo que les permite poder fabricarlos con un mayor control de la cadena de suministro y, por lo tanto, de los costos.
Es por eso que apunta a la necesidad de gravar con aranceles a los automóviles fabricados en China hasta 2035 para permitir que los fabricantes europeos se pongan al día y puedan competir en términos justos, o para que se le otorguen subsidios favorables a los automóviles europeos.
Tras ese proceso que se lee como de nivelación, los aranceles deberían eliminarse para que los fabricantes europeos sean competitivos a nivel mundial.
“En este período de transición, necesitamos proteger nuestra industria”, dijo Tavares, agregando que “estamos listos para la pelea, pero va a ser duro”.