La carrera de todoterrenos eléctricos Extreme E definirá este fin de semana su tercera temporada. Y el escenario en el que se conocerá al nuevo monarca será el desierto de Atacama con el Antofagasta Minerals Copper X Prix los días 2 y 3 de diciembre.
Pero la competencia no solo se desarrolla en la pista. Como es tradición, la carrera también busca apoyar actividades de protección medioambiental en cada una de las fechas que disputa. El año pasado, por ejemplo, en Chile se apoyó la protección a la ranita del Loa.
Este año, encabezado por el profesor Carlos Duarte, Director del Comité Científico de Extreme E, la competencia centrará su esfuerzo en poner de relieve los problemas que amenazan la valiosa biodiversidad de la región, con un proyecto específico para ayudar a salvaguardar la vulnerable población de flamencos.
El desierto de Atacama es uno de los lugares más secos del mundo, con menos de 2mm de precipitaciones anuales. A pesar de ello, los flamencos siguen prosperando en esta región. Sin embargo, su número disminuye lentamente, poniendo a esta especie clave en peligro de extinción.
El bienestar de los flamencos es un barómetro de la situación general de la biodiversidad en la región. El aumento de las temperaturas medias en la zona supone una amenaza, ya que puede provocar el colapso de los ecosistemas, pues incluso las plantas y animales más resistentes luchan por prosperar aquí. La salud de esta especie crucial puede proporcionar información inestimable sobre la salud de la cadena alimentaria, la disponibilidad de agua dulce y el ecosistema en general.
Extreme E se ha unido a la red mundial de guardaparquez sin fines de lucro Force For Nature y a la Corporación Nacional Forestal (CONAF) en un programa de legado centrado en la conservación de los flamencos de la región, concretamente las variedades andina, chilena y James.
La última iniciativa de la serie en Chile tiene por objeto apoyar el programa local de seguimiento de los flamencos en la Reserva Nacional Los Flamencos, en Atacama. Esta reserva es la única de Chile cogestionada por la CONAF y la comunidad indígena de Toconao.
Además, en Force For Nature, Extreme E cuenta con un socio del Programa de Legado que aboga de forma similar por la igualdad de género, de la mano de los valores fundamentales de la serie. Los esfuerzos de Force For Nature por crear mejores vías para las guardaparquez están garantizando mayores oportunidades para que las mujeres trabajen en la reserva natural.
Los equipos y pilotos de Extreme E colaboraron en la entrega de importantes equipos, como prismáticos y monoculares de alta resolución, para ayudar a las guardaparquez en su crucial labor de conservación del medio ambiente.
También se proporcionaron equipos de software de inteligencia artificial y formación para que los expertos locales puedan hacer un mejor seguimiento de las bandadas de flamencos -en particular de las aves anilladas- y, por tanto, diseñar medidas de mitigación del comportamiento. Los pilotos y socios de Extreme E participaron en la fase inicial de este trabajo, proporcionando una base sobre la que los guardaparquez trabajarán una vez que la serie haya abandonado el país.
Molly Taylor, piloto de Veloce Racing, declaró: “Ha sido realmente interesante aprender más sobre los guardaparques, no sólo en Chile, sino en todo el mundo que trabajan en proyectos centrados en la sostenibilidad. Los guardaparquez están muy implicados en estos proyectos en el día a día, por lo que ha sido fascinante conocer sus puntos de vista sobre el importante trabajo que están llevando a cabo aquí y cómo podemos aprender de ellos”.
Además, el personal de Extreme E ayudó a reparar los senderos turísticos y la señalización de la reserva, así como a recoger la basura, ya que los visitantes tienen un enorme impacto en esta preciosa pero vulnerable región.
También se visitó la antigua aldea de Toconao para interactuar con la comunidad local y conocer cómo es la vida allí. Los indígenas de Tocanao tienen un profundo conocimiento de la biodiversidad y la salud de la región, y dependen mucho de ellas. Muchos de ellos no sólo trabajan como guardaparques en la reserva de flamencos, sino que llevan más de 12.000 años prosperando en las tierras del oasis.