Ferrari acaba de sumarle un hermano al SF90 Stradale, su primer híbrido enchufable que presentó en mayo del año pasado. Se trata esta vez del SF90 Spider, una denominación que ya da cuenta de la naturaleza descapotable del último deportivo hecho a mano en Maranello. Como su compañero de fórmula, el Spider está impulsado por cuatro motores: tres eléctricos y un térmico V8 de 4.0 litros abocado al eje trasero.

Efectivamente, este corazón perteneciente a la familia de los premiados motores V8 de Ferrari pone 800 caballos sobre la mesa, para que los tres restantes completen el millar equino. De los tres propulsores eléctricos, dos se enfocan en el eje delantero, en tanto que el restante va puesto entre el motor a combustión y la transmisión. La transmisión es idéntica a la del SF90 Stradale, es decir, una caja automática doble embrague de ocho marchas. Como el coupé, las cifras se estiman en 2,5 segundos para el 0 a 100 km/h y 340 km/h de máxima.

El techo del Ferrari SF90 Spider es retráctil y puede desplegarse o guardarse en menos de 14 segundos. Para mejorar el apego al suelo, Ferrari añadió unas aletas que suman carga aerodinámica al eje trasero, así como modificó la disposición de las entradas de aire detrás del cockpit para que sigan nutriendo con flujo al bombástico motor V8.

Como el Stradale, el SF90 Spider está equipado con un volante con botones táctiles desde donde se controlan las luces, limpiaparabrisas y señalizadores, de manera que no haya que despegar las manos del volante casi en ninguna situación. El head-up display es de serie y el pack Asseto Fiorano es opcional. Este trato incluye más materiales en fibra, amortiguadores Multimatic y neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2 de caucho con más agarre.

¿Precio? Pocos lo preguntan cuando se trata de adquirir una máquina así, pero es de US$ 558.000, o sea, $ 423 millones.