En Alemania pueden inflar el pecho varias veces, no solo porque allí se creó el primer automóvil con motor a combustión, a fines del siglo XIX. El sector industrial de ese país también se anota notables avances en el mismo campo, como el invento de la bocina eléctrica, el control de estabilidad (ESP: Elektronisches Stabilitätsprogramm) y también las bolsas de aire. Precisamente son los airbags el motivo de celebración de Mercedes-Benz, puesto que en octubre de 1971 -hace medio siglo exacto- lo registró en la oficina de patentes bajo la inscripción DE 2152902C2, que decía “dispositivo de protección de impactos para ocupantes de un vehículo motorizado”.
La marca de la flecha plateada detalla que sus ingenieros habían estado envueltos en el proyecto desde 1966 y que, posterior a su patentamiento un lustro después, las bolsas de aire se incluyeron por primera vez en el Mercedes-Benz Clase S que debutó en 1980. El sistema tuvo su estreno ante la prensa y el público en el Salón de Amsterdam, en febrero de 1981.
En 1992, Mercedes-Benz decidió que era momento de elevar el estándar. Desde aquel minuto las bolsas de aire para conductor y copiloto fueron estándar en la Clase S, el SL y ciertos modelos de la Clase E. Cinco años después los dos airbags frontales se hicieron requisito para todos los vehículos comercializados en Estados Unidos.
En 2005 debutaron los airbags de dos fases, que consistió en una tecnología que inflaba las bolsas según la severidad del siniestro. Hace un año, la firma germana presentó incluso el Mercedes-Benz Clase S de undécima generación, que se convirtió en el primer auto del mundo en equipar airbags frontales para las plazas traseras. Sobre si los airbags han salvado vidas, Mercedes-Benz indica que en 1971 en Alemania morían casi 19 mil personas por año en accidentes de tránsito, una cifra que hoy bordea los 2.700 decesos.
Una gran idea llevada a la práctica
En su sitio de prensa, Mercedes-Benz es clara en señalar que en 1951 el inventor Walter Lindner patentó en Múnich una idea referida como “contenedor inflable que se despliega automáticamente en el evento de un peligro”. Lindner llamó a su invención como “un dispositivo para proteger a la gente frente a heridas en el caso de colisiones”. Pese a la similitudes, dicen desde Stuttgart, ese proyecto resultaba imposible de llevar a la realidad puesto que había dificultades técnicas como la ausencia de un sistema de sensores o la capacidad de un instrumento que reaccionara en milisegundos en el inflado de un globo. Así, dos décadas después el guante fue recogido por el ingeniero de Mercedes-Benz Guntram Huber, quien hoy dice que “sabíamos que lo lograríamos, solo que no sabíamos cuándo”.
Después de unas 250 pruebas de impacto en los laboratorios de Mercedes-Benz, finalmente se dio visto bueno para que los airbags comenzaran poco a poco a estar en el line-up de la marca.
En palabras simples, el airbag funciona con un gas pirotécnico que lo hace inflarse a un volumen de 60 a 70 litros promedio. El inflado se produce en tan solo 10 milisegundos y su “desinflado también se da a ese ritmo para evitar rebotes del pasajero de un lado a otro”, explica Huber. Una vez desplegadas las bolsas de aire, el olor a nitrógeno permanece en el habitáculo, algo absolutamente normal. Dado que el sistema requiere el uso de un explosivo, el equipo de ingenieros guiado por el profesor Huber también tuvo que participar del entrenamiento en explosivos por orden de las autoridades de ese entonces.
En Chile, los dos airbags delanteros comenzaron a exigirse en modelos nuevos desde abril de 2015 para modelos “station wagon, coupé y cabriolet”. En diciembre de ese mismo año se agregó el resto de vehículos “salvo los citycar y micro van”, que terminaron sumándose en diciembre de 2016. Hoy no se pueden comercializar vehículos livianos sin doble airbag frontal, salvo en vehículos comerciales y camionetas. Latin NCAP desaconseja la compra de cualquier vehículo que tenga menos de cuatro airbags.