La furgoneta retro de Volkswagen inspira. Constanza Cabrera (25), ingeniera en turismo, le vio potencial para convertirla en un emprendimiento fuera de lo común. Cuando compró la furgoneta en 2012 a $ 1 millón, la quería como una casa rodante. Pero luego de unas vacaciones en Ecuador cambió de parecer y regresó a Chile con una idea: la &"Combi Bar&".
Su proyecto, montado sobre una VW T1 brasileña de los años 70, se equipó con un refrigerador, congelador, horno y un generador de electricidad, y ahora es el negocio principal de la primera ruta internacional food truck liderada por mujeres. Junto a Macarena Romero (25) y Romina Musre (25) emprenderán esta aventura desde Santiago, que tiene como destino final las costas de California.
El vehículo concentra una inversión de siete millones de pesos y, además de las adaptaciones gastronómicas, incluye la posibilidad de abrir el techo y bajar una parte lateral para crear la barra. La estética no se olvidó y el diseño con estilo playero fue realizado por el grafitero nacional Diego Coletti. &"La idea es ir trabajando en las playas y aprovechar los eventos que se van haciendo afuera. El primero es en Mendoza&", cuenta Cabrera, quien partió el 19 de mayo esta aventura junto a sus dos compañeras.
Esta Combi viajera es un ejemplo de las diversas alternativas que ofrece este modelo de negocios. En Chile existen espacios específicos destinados para los carros de comida. A un costado del Palacio de La Moneda, en Morandé 83, se puede encontrar la Plaza del Bolsillo, un sitio eriazo habilitado por el MOP y la Intendencia de Santiago. En este lugar reinan los food trucks, vehículos modificados estéticamente, pero que mantienen su genética motriz.
» La nueva batalla
El negocio de los carros de comida ha ido en aumento. Actualmente, la Asociación Chilena de Food Truck (Achift) participa en la Plaza del Bolsillo y cuenta con 1.500 asociados de Arica a Punta Arenas. Y son muchos más repartidos en otras agrupaciones.
Si hablamos de los vehículos más utilizados, la tendencia está más a carros de arrastre, es decir, móviles de menor tamaño que se equipan desde cero para luego ser tirados por otros vehículos. Pero, en general, la apuesta está por la compra de furgonetas y/o camiones, como Peugeot Boxer, Fiat Ducato o Mercedes-Benz Sprinter, aunque la preferida es la clásica Combi de Volkswagen. En el concepto de los food trucks, estos cuatro ruedas deben ser adaptados dependiendo de los requerimientos de espacio y de la logística que se requiere para los distintos tipos de comida. En cuanto a costos, las modificaciones pueden alcanzar los $ 3 millones.
Eso sí, no es llegar e instalar un food truck. La falta de una regulación para funcionar libremente hace que el mayor negocio se concentre en el ámbito privado y en eventos de municipalidades. Si bien existe una mesa de trabajo de la Achift junto al Ministerio de Salud, hoy no se cuenta con una normativa específica, aunque sí para otro tipo de servicios, como carritos de sopaipillas, empanadas y mote con huesillo.
&"El objetivo es que los vehículos gastronómicos puedan ser itinerantes, con resoluciones sanitarias acordes al Ministerio de Salud, y que las municipalidades puedan entregar algún permiso para que puedan trabajar en las vías públicas&", indicó Pedro Chávez, presidente de Achift y gerente general de Food Truck Chile.
Es el creciente fenómeno de los food trucks, el emprendimiento itinerante que llevará a unas chilenas por América, mientras en Chile se pelea por una regulación que permita funcionar como en EE.UU. y Europa.