Ford Focus RS: un linaje que no se puede obviar
Pusimos a prueba el esperado hatchback deportivo del la firma del óvalo, y las sorpresas no se hicieron esperar.
A quienes nos gusta el rally mundial nos es imposible olvidar los modelos de Ford que pasaron por el tradicional WRC: Sierra, Escort y Focus, desde la década de los 80 hasta el primer decenio de este siglo.
Pero sin duda –y que me perdonen quienes no están de acuerdo conmigo- es el Ford Focus RS el que se mantiene en la retina de los amantes de las carreras por los triunfos que logró durante los 12 años que estuvo en competencia, los cientos de carreras ganadas y los títulos obtenidos.
Es uno de los modelos de Ford, descontando quizás al Mustang, que más obsesión provoca entre quienes rinden pleitesía a los modelos que sin serlo, son deportivos.
Por eso la llegada del Ford Focus RS a Chile causó una fascinación inmediata entre quienes conocen de estos modelos. Y la verdad es que al conducirlo se entiende el por qué.
Si bien el Ford Focus RS mantiene las líneas de diseño de su hermano tradicional, hay una serie de detalles que lo hacen distinto y le dan ese aspecto feroz.
Muy distinto y muy feroz. Faldones, grandes tomas de aires, unas llantas de 19'' que esconden unas imponentes pinzas de freno azules que combinan a la perfección con el tono de la carrocería que probamos (blanca).
Es más ancho que el modelo normal, por lo que es su radio de giro el que se ve perjudicando.
Sin embargo, lo más llamativo es el alerón con cuatro puntos de sujeción ubicado en la parte superior del portón trasero y, para rematar, la salida de escape doble.
La atmósfera interior del Ford Focus RS es deportiva y la dan, principalmente, las butacas Recaro que otorgan una sujeción extraordinaria, aunque al tener un pronunciado relieve al costado de las piernas, pueden ser un poco incómodas al entrar y salir del auto, ni que hablar si se está pensando en hacer un viaje largo.
Otros elementos alusivos a su espíritu racing son la palanca de cambio, el volante y las mismas butacas con pespuntes en color azul, además de los tres medidores correspondientes a la temperatura, presión de aceite y del turbo, los que se encuentran sobre la consola central en posición hacia el conductor.
El resto es muy parecido a su hermano, tanto en terminaciones como materiales utilizados.
Quizás se extraña algún otro, justamente, en la materialidad.
El Ford Focus RS utiliza el sistema Sync 3, que ha demostrado ser uno de los mejores de su clase sobre todo por ser muy intuitivo y de rápido accionar.
Sublime
El Ford Focus RS viene con un motor 2.3 Ecoboost con la nada despreciable cifra de 350 Hp asociados a una caja mecánica de seis relaciones que hacen los ingredientes perfectos para un juego de seducción.
Es que creo que no hay nada como manejar un deportivo con caja mecánica.
Definitivamente para mí, no hay transmisión de doble embrague, levas al volante o modo secuencial que se le compare. Nada.
Ahora sí es bueno decir que luego de una semana de conducirlo, mi gemelo izquierdo perdió la flacidez.
Vaya que es duro ese embrague y hay que tener controlado ese pie para que, primero no se te pare el auto y segundo, que no salga disparado como cohete de la Nasa.
Ahora con zapatos de mujer y metida en un taco de proporciones es para llegar mal genio a la casa... a menos que lo ames demasiado. Yo llegaba contenta.
Si la potencia es explosiva y la caja engrana a la perfección, la guinda de la torta es la tracción integral que trae el Ford Focus RS.
Alucinante, pues, sin entrar en muchos detalles, simplemente permite que el auto vaya pegado al piso traccionando siempre sin perder un ápice su estabilidad y las transferencias de fuerza son prácticamente instantáneas.
Diversión asegurada. Seguridad garantizada.
Si bien en velocidad final es más flojo de lo que nos gustaría, el hábitat del Focus RS son los caminos trabados, las curvas y contracurvas.
Para muchos es demasiado duro para la ciudad, yo lo disfruté a rabiar.
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