Chile dará un salto en seguridad automotriz. Esto luego de que se publicara en el Diario Oficial la normativa que modifica el decreto N° 26 de 2000 del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones que obliga a que todos los vehículos livianos que se comercialicen cuenten con antibloqueo de frenos y programa electrónico de estabilidad.
El documento legal es claro en señalar que "uno de los pilares del plan mundial para el decenio de acción de la seguridad vial de las Naciones Unidas es tener vehículos más seguros". También se destaca que "la seguridad vial es uno de los ejes programáticos de la Subsecretaría de Transportes" y, finalmente, "que el avance tecnológico en la industria automotriz se ha traducido en un progresivo aumento de las condiciones y equipamiento de seguridad a nivel mundial".
Elementos probados
Tanto los frenos ABS como el control de estabilidad son obligatorios en mercados como el norteamericano y el europeo. El sistema de antibloqueo de frenos fue creado hace 40 años por Bosch. En 1978 los primeros autos en llevar este elemento de seguridad en serie fueron el Mercedes-Benz Clase S y más tarde el BMW Serie 7.
El ABS (anti-lock braking system) funciona con sensores de velocidad en las ruedas que impiden que una o más ruedas se bloqueen al pisar el pedal, interviniendo en milisegundos para reducir la presión de las pinzas. Así, el conductor es capaz de frenar y maniobrar al mismo tiempo, algo vital para esquivar cualquier elemento.
El ESP (electronic stability program) también es obra del fabricante alemán Bosch. Su uso es complementario al ABS y es obligatorio en Europa desde 2014. Se estima que si todos los vehículos contaran con él, podrían reducirse los accidentes hasta en un 80%.
Se le conoce con otros nombres, que varían según el constructor: ESC, DSC, VDC, VSC o VSA. Funciona automáticamente para frenar de forma selectiva una de las cuatro ruedas del vehículo en situaciones de riesgo, sobre todo cuando se pone en riesgo la adherencia. Esto se consigue con la información de un computador que procesa las señales enviadas por sensores. Hasta 25 veces por segundo puede chequear que la dirección que desea el conductor a través del volante sea la real en la que se mueve el vehículo. Si estas no coinciden, el ESP actúa.
Alberto Escobar, gerente de asuntos públicos del Automóvil Club de Chile, celebra esta implementación, ya que asegura “es una buena medida que contribuye a que el conductor gane metros respecto, por ejemplo, al vehículo que lo antecede. El freno se vuelve un elemento más poderoso y al mismo el auto no se arrastra”, dice. El ejecutivo agrega que “el no estar atento a las condiciones del camino es la primera causa de siniestros viales en Chile, seguida justamente de la pérdida del control del vehículo. Por tanto esta obligatoriedad se transforma en un elemento importante no solo para los conductores, sino para los peatones o ciclistas, pues se mejora el entorno vial lo que ayudará a salvar muchas vidas”.
En síntesis, la inclusión obligatoria de ambos elementos puede marcar la diferencia entre un susto versus un choque o volcamiento, con sus consecuentes resultados. La norma entra en vigencia en octubre de 2020 para los frenos ABS, y en octubre de 2021 en el caso del control ESP.