Goldfish: El mutante que BMW fabricó en los 80 para demostrar todo su poder
Durante los años 80, BMW lanzó una edición del 750iL más que rupturista. Para los estándares modernos podría parecer ridículo, pero sin duda es un fiel representante del carácter de los tiempos.
Es una noción bastante recurrente que los años 80 fue una década de excesos, y es que el aumento de las tensiones en la guerra fría -con la escalada de la amenaza nuclear- marcó los modos de vida de una generación en formas que es difícil de explicar. Toda la cultura de esos años estaba marcada por esa dinámica y la automoción no quedó ajena, siendo BMW y Mercedes-Benz los íconos elegidos para proyectar el éxito.
En este contexto, no debería ser sorpresa que los productores alemanes y los excesos estuvieran en la misma línea. Esta variación del BMW 750iL da cuenta de lo anterior, con un motor V16 que es un interesante cruce de interrogantes entre "¿cómo se les ocurre algo así?" y "se ve interesante, ¿qué tan rápido será?"
El 'pez dorado' de BMW
Se ganó el mote de Goldfish a este extraño Serie 7 que tenía un gigantesco V16 de 6.6 litros, derivado de un V12 ya existente de la marca bávara. El molino que necesitaba para mantenerse refrigerado era tan grande que no cabría debajo del capó de un BMW no modificado específicamente para darle alojo.
Para encontrar ese espacio, se decidió mover el radiador al maletero. En efecto, se montaron dos radiadores que se alimentaron con aire con dos vistosos conductos de fibra de vidrio instalados en los paneles traseros.
Eso eliminó el calor del motor, pero no del auto en sí. Para eso los ingenieros de BMW incorporaron un elaborado sistema de extracción de aire montado en la tapa del maletero que bombeaba el calor no deseado hacia fuera. Una solución que para los estándares de hoy bordearía lo ridículo.
A pesar de lo anterior, el resultado es bastante interesante: un sedán ejecutivo con 408 caballos de potencia. Sin duda que para los elevados estándares actuales no es mucho, pero fue considerado un monstruo cuando salió hace más de tres décadas.
Un monstruo poco práctico, sin duda, pero que rompió los límites y empujó la tecnología hacia las dinámicas actuales.
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