Este fin de semana se celebró la 11va fecha del WRC en Turquía, donde el francés Sebastien Ogier (Citroën) venció de manera inapelable, recortando su desventaja en la general respecto al líder, el estonio Ott Tänak (Toyota), que abandonó el sábado. Ahora el de Toyota suma 210 puntos y el de Citroën lo sigue con 193 unidades. Todo se definirá entre ambos europeos en las tres fechas que restan del calendario: Gales, España y Australia. Sin embargo, el triunfo del galo no será lo más recordado de este fin de semana en el país euroasiático, puesto que las miradas se centraron en la increíble salvada que protagonizó el británico Gus Greensmith, a bordo de su nuevo Ford Fiesta R5.
El navegado por Elliott Edmondson lideraba la serie WRC2 Pro en la nueva arma de M-Sport Ford, cuando en la penúltima especial volcó y cayó a un barranco. Lejos de bajar los brazos, Greensmith intentó incansablemente sacar el auto del foso, una tarea en la que su copiloto colaboraba desde fuera dando indicaciones por dónde salir lastimando lo menos posible el Fiesta R5.
"Bueno... este debe ser el final más dramático de mi carrera. Las primeras dos especiales fueron (del día) tan planas que estábamos administrando el liderato, pero en la penúltima me distraje. Perdí completamente la curva y caí al barranco", explicó. "De algún modo lo manejamos para salir de ahí, pero tuvimos que improvisar algunas reparaciones que incluyeron un cambio de rueda sin una gata. Pero lo hicimos. Todos saben que este Fiesta es built Ford-strong, pero ahora puedo decir también que es built Gus-strong", agregó entre risas.