Una persecución más por autopistas estadounidenses, podrían pensar varios. Pero no fue una más de tantas, sino una bien particular. Ocurrió el domingo 29 de marzo en el estado de Washington, cuando un vehículo trataba de escapar de las patrullas policiales en la Interestatal 5, tras una conducción errática que había provocado unos accidentes menores con otros vehículos.

Lo increíble del caso es que no era una persona la que iba conduciendo, sino que un perro. Así como se lee, las autoridades fueron alertadas porque al parecer quien estaba manejando el volante era un pitbull, por lo que obviamente, salieron a interceptar el vehículo.

Al identificar el auto -un Buick sedán de 1996- y tratar de darle el alto en el Condado de King, el conductor humano tomó el volante e inició un intento de huida que se prolongó durante más de 80 kilómetros, hasta llegar al Condado de Snohomish. El sospechoso no hizo el más mínimo amago de detenerse, al contrario.

Después de tratar de escapar a más de 160 km/h y abandonar la autopista, el vehículo con sus conductores (humano y perro) fue detenido, gracias al uso de una barrera de pinchos.

Si bien el hombre no fue identificado por la policía, sí se reveló que tenía 51 años de edad y que el propósito de su aventura era enseñar a conducir a su perro, para lo que le sentó sobre su regazo y le cedió los mandos.

El hombre se enfrenta ahora a cargos por conducir bajo los efectos de drogas y alcohol, conducción temeraria y huir del lugar de un accidente.