Poca idea tenemos del trabajo de ingeniería que hay detrás cuando una marca lanza un modelo al mercado. Se trata muchas veces de procesos ocultos por las propias compañías automotrices, que intentan camuflar sus prototipos para evitar al máximo las filtraciones. Pero, de que hay muchas pruebas antes de que un auto llegue al concesionario, las hay. Sin ir más allá, hace dos semanas Aston Martin adelantó su futuro SUV DBX, al mismo tiempo que anunció que, antes de que el familiar sea un modelo de producción, será testeado en exigentes pruebas en “el Círculo Polar Ártico y en la aridez de los desierto del Medio Oriente”.
La marca española Seat visibilizó de uno de sus profesionales que trabaja en el desarrollo de autos en el norte Suecia. Se trata del ingeniero Gonzalo Giménez -encargado de frenos y sistema de seguridad activa- que recopila datos de hasta 90 autos por año, enfrentados a las condiciones más inclementes del frío polar.
Giménez lidera un equipo formado por 16 ingenieros que se trasladan hasta esa zona de Europa, donde tiene como base de operaciones un lago de 6 kilómetros cuadrado, cubierto por una capa de 60 centímetros de hielo.
El trabajo del equipo consiste en desactivar en diferentes grados los sistemas de control de estabilidad, llegando a prescindir de él completamente. También el equipo técnico de la firma del Grupo Volkswagen dispone de una pista mitad hielo, mitad asfalto donde se analiza el comportamiento de los frenos. Esta es una situación simulada, aunque bastante real a los contextos que enfrentan los conductores de países nórdicos.
"El principal cambio de los últimos años ha sido la evolución de la tecnología. Ha influido tanto en la eficiencia de los sistemas del vehículo, como en las herramientas de trabajo de las que disponemos, cada vez más potentes y rápidas", señala el profesional. Giménez agrega que "cuando llegué al Centro Técnico, ya en Martorell, tuve la oportunidad de trabajar en diferentes departamentos, pero elegí Experimentación de Chasis. Para hacer este trabajo tienes que ser un apasionado de los autos, estar dispuesto a viajar constantemente y saber adaptarte a cualquier circunstancia".
La historia de este grupo de ingenieros se repite en verano, cuando viajan a zonas áridas para volver a chequear que los autos se comporten de buena manera en las condiciones más extremas.