Ninguno de mis tres hijos maneja motocicletas, aunque entienden desde hace mucho el amor de su padre por ellas. Pero a veces se ponen amargos: “¿Oye, papá, y cuando seas muy viejo y ya no puedas andar en moto, qué vas a hacer…?”. Bueno, cuando eso ocurra, tengo varios planes desde los que emerjo ganancioso. De partida, confío en que dentro de unos 25 años la tecnología habrá ido tan rápido y habrá tantos viejos motociclistas que la industria nos seducirá con productos que hoy ni imaginamos.
Lo otro, en cuanto al molde, la forma, me tranquiliza que haya motos como la Vulcan S ABS de Kawasaki, cuya actualización 2020 tuvimos la oportunidad de conocer en calle y autopistas. ¿Estoy diciendo que es una moto para mayorcitos? Exacto, pero a la vez tan universal que apunta a diversos tipos de usuarios sin importar el género ni la edad.
Mi proyección, para dentro de unas dos décadas, tiene que ver con lo sencilla que es de manejar, pese a su fisonomía robusta, y la comodidad superlativa de su puesto de conducción, bien cerquita del piso, lo que la abre a un alto número de usuarios. Montarla sin grandes contorsiones y salir a vivirla. Pinta bien.
Pero mis hijos insisten, a veces: “Pero a ti, papá, te gusta ir a Dichato en moto y son como 500 kilómetros…”. Lindos. Bueno, esta motocicleta posee un motor bicilíndrico de 645 cc con 62 caballos de fuerza, que es compacto y fue actualizado para entregar un muy buen y relajado andar a bajas y medias revoluciones.
Es decir, tengo una moto bajita, potente, que tranquilamente puedo llevar a unos 100 km/h sin que me afecte el viento en tan considerable distancia. Hablo de ir en sexta marcha a unas 2.900 rpm. Hasta terapéutico... Y si quiero rebasar algunos camiones basta con una aceleración decidida, para que la moto me regale un despegue progresivo, pero contundente. Podría llegar hasta unos 200 km/h, pero es contra la ley y no va con el disfrute ni el uso que les prefiguro.
En ciudad, en tanto, es versátil y muy maniobrable. Cuidado, eso sí, con “recostarla” mucho en curvas o rotondas. Sus estriberas van algo abajo y podríamos rozar con el pavimento o alguna imperfección del trazado. Es que va tan bien recostadita, que la tentación está ahí.
Y por carretera, mucho a favor si estamos conscientes de que no es una bigtrail. No tengo pantalla de protección contra el viento, pero su faro frontal está diseñado de tal manera que de todos modos impulsa y deflecta algo de aire hacia arriba, sacándolo del golpe contra nuestro pecho.
El estanque de 14 litros con un consumo promedio sobre los 20 km/l me da otra luz verde para viajar tranquilo. ¿La frenada? Le confío hasta mis ahorros previsionales: ABS full con un único disco adelante y atrás (con dimensiones respectivas de 300 mm y 250 mm, más calibrador de doble pistón adelante y pistón simple atrás).
Su tablero combina la parte analógica alta con gran protagonismo del tacómetro, dejando debajo una pantalla digital con la información necesaria. Se opera desde perillitas que se pulsan desde los costados del mismo tablero, dejando pendiente una evolución operable desde las piñas.
Bueno, quizás el fabricante apueste al aire genuino y universalmente custom de una moto sin tiempo y tan entrañable por la confianza que transmite, por lo cómodo que rodamos en ella, por su diseño pleno de personalidad y una mecánica que responde incluso si queremos fustigar el nivel de adrenalina.
Ficha técnica
» Motor: 649 cc (bicilíndrico en paralelo de 4T, refrigerado por agua)
» Caja: MT 6 vel.
» Potencia: 62 Hp a 7.500 rpm
» Torque: 63 Nm a 6.600 rpm
» Peso: 226 kilos
» Largo: 2.310 mm
» Neumático delantero: 120/70 R18
» Neumático trasero: 160/60 R17
» Precio: $ 7.190.000.