La historia de los dummies, los muñecos que salvan vidas
Antes de su aparición, las pruebas de choques se hacían con cadáveres y animales. Prácticas poco éticas que terminaron con la creación de Sierra Samy, el primer dummy de la historia. De ahí en adelante, la evolución de estos maniquíes antropomórficos no ha parado, convirtiéndose hoy en figuras claves para mejorar la seguridad en los automóviles y la protección a los ocupantes.
Sabías que -según datos de la OMS- cada 24 segundos muere una persona en un accidente vial, alcanzando la lamentable cifra de 1,35 millones de fallecidos anuales. Número que, sin duda, sería mucho mayor si no existieran los dummies. Sí, los dummies, aquellos maniquíes para pruebas de choques que llevan con nosotros más de 70 años.
El primer dummy de la historia se fabricó en 1949 y tenía como objetivo probar la fiabilidad de los asientos eyectores de los aviones del Ejército estadounidense. Se llamó Sierra Sam, como su inventor, Samuel Anderson, quien lo desarrolló para la empresa Sierra Engineering. Era un muñeco del tipo “percentil 95%”, lo que quiere decir que era más alto y pesado que el 95% de los pilotos de avión de la época, buscando no quedarse cortos en cuanto a sus cálculos.
Antes de Sam y su descendencia, se experimentaba con cadáveres y animales. Los primeros “crash test”, eso sí, no eran vehículos impactando contra paredes, sino con bolas de acero que caían sobre los cadáveres, a los cuales también hacían caer en huecos de ascensor. Además de las dudas éticas de utilizar cadáveres, el hecho de que estos fueran de personas que superaban los 70 años se traducía en que los resultados no fueran del todo válidos, ya que las víctimas de los accidentes de tráfico eran de todas las edades.
Por su parte, las pruebas con animales eran mayoritariamente con cerdos, por su estructura similar a la de los seres humanos y porque podían sentarlos en un asiento al volante de un vehículo.
La familia
Cuando se dieron cuenta de que los soldados sufrían más accidentes al volante de un automóvil que de un avión, fue cuando se comenzó a pensar en los dummies para testear la seguridad de los vehículos. Desde entonces su evolución ha sido imparable, volviéndolos cada vez más fidedignos en cuanto a peso, tamaño y características (con rodillas, hombros y columna vertebral, incluso).
A partir de la base de los dummies modernos nacieron otros con el objetivo de medir la respuesta del cuerpo a situaciones muy concretas. Así, por ejemplo, la familia SID analiza los efectos sobre la columna, las costillas y los órganos internos tras un impacto lateral. En tanto, que el modelo BioRID predice los efectos de un impacto trasero y ofrece datos de gran relevancia para desarrollar sistemas de retención para la cabeza y el cuello que mitiguen las consecuencias del latigazo cervical.
Asimismo, el modelo CRABI reproduce la geometría de un niño pequeño para comprobar la efectividad de los sistemas de retención infantiles. Existen tres ejemplares, que representan infantes de 18, 12 y seis meses.
Actualmente, el dummy más avanzado es el THOR 50M, cuya gran biofidelidad es capaz de medir con exactitud variables como la compresión torácica, la aceleración del esternón, los cambios que se producen en el cráneo o las consecuencias del impacto en cara, rodillas, talones y pies.
Dummies virtuales
Normalmente, los dummies duran unos tres años, siendo sometidos a dos o tres pruebas mensuales. Su costo varía de acuerdo a las especificaciones requeridas, partiendo en los ocho mil euros ($ 7.000.000 aprox.) hasta los 400 mil euros ($ 364 millones). Un alto costo para un laboratorio de crash test, donde se contabiliza una media de 200 diferentes tipos de pruebas al año.
De ahí que la simulación por computador sea cada vez más común, pues el hecho de no necesitar maniquíes ni autos reales soluciona dos problemas importantes: el económico y el medioambiental.
El primer software de modelación humana virtual es el Total Human Model for Safety (THUMS), de Toyota. Se presentó en el año 2000, en una reunión de la Sociedad de Ingenieros de Automoción en Japón, después de tres años de investigación.
Este innovador programa permite reproducir de forma virtual las consecuencias de todo tipo de accidentes de tráfico en el vehículo y el cuerpo humano, representando con absoluta fidelidad las estructuras óseas, el cerebro, los órganos internos y la musculatura.
No solo recrea con gran precisión el cuerpo humano, sino que también, según explica la firma nipona, simula su vulnerabilidad, basada en la densidad y las características de cada una de sus partes. Además de los ocupantes del vehículo, este simulador tiene en cuenta el daño que podrían sufrir otras personas que podrían verse involucradas, como peatones, por ejemplo.
A la fecha, THUMS ha recibido seis actualizaciones. La primera versión representó al detalle los huesos del cuerpo humano.
Posteriormente, en 2005, se añadió el modelado detallado de la cara, llegando tres años más tarde la tercera edición, que incluía la reproducción del cerebro. Los órganos internos entraron en la versión de 2010, que dispuso variantes para diversas tipologías físicas basadas en el tamaño, la edad y el sexo del ocupante. Con el tiempo se añadieron también las características anatómicas de los niños. Ya en 2015 Toyota incorporó a sus dummies virtuales toda la musculatura del cuerpo humano, la cual se perfeccionó el año pasado.
Al tratarse esta tecnología de un software para ordenador, amplía el rango de acción y permite llevar a cabo decenas, cientos o miles de análisis diferentes cambiando las condiciones, algo que no es posible cuando se realizan pruebas con vehículos y dummies reales.
En 2021 Toyota liberó el software llamado THUMS para que otros fabricantes pudieran acceder a él de forma gratuita y como parte de su visión a largo plazo por una movilidad más segura.
La primera de su especie
Según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) en Estados Unidos, las mujeres tienen un 73% más de probabilidades que los hombres de sufrir lesiones graves en un accidente automovilístico.
Pese a este perturbador dato, hasta ahora no existía un crash test dummy femenino. En vez de crear un modelo con las formas y proporciones promedio de una mujer, lo que se usaba era una versión reducida de un maniquí masculino.
Recién en 2011 se hizo la primera prueba de choque enfocada en la fisionomía femenina, pero su complexión representaba solo el 5% de las mujeres, midiendo 1.50 m y pesando 49 Kg, las dimensiones aproximadas de una niña de 12 años.
Fue el año pasado que un equipo de ingenieros suecos desarrolló, por fin, el primer crash test dummy femenino, con una talla de 1,62 metros y un peso de 62 kilos, medidas bastante más representativas de la corporalidad de una mujer promedio.
No solo el pecho y las caderas del nuevo dummy de pruebas representan mejor las formas femeninas, sino también su biomecánica, que en términos generales posee menor masa y fuerza muscular respecto al cuerpo masculino promedio, pero mucha mayor flexibilidad.
Al respecto, Astrid Linder, ingeniera y directora de seguridad vial del Instituto Nacional de Investigación de Transporte y Carreteras de Suecia, quien dirigió el equipo de investigación del nuevo maniquí, dijo: “Ellas son más bajas y livianas y tienen diferentes fortalezas musculares. “Debido a esto, responden físicamente de manera diferente en un accidente automovilístico”.
Ya sea en formato real o virtual, estos maniquíes de aspecto neutro e imperturbable, con los clásicos círculos ajedrezados de calibración, llevan décadas trabajando y velando por nuestra seguridad a bordo, por lo que larga vida a toda la familia de dummies.
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