La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas. Un derecho que ha derivado en un problema de grandes proporciones, con un aumento exponencial de los tiroteos y de muertes por armas de fuego. Solo este año ya van más de 20.000 fallecidos por este motivo.
A ello, hoy se suma una nueva arista y es que más de la mitad de las armas de fuego robadas en ese país proceden de autos estacionados en la vía pública. Así lo revela un informe del grupo de control de armas estadounidense Everytown for Gun Safety.
Una de las ciudades que está viviendo de cerca el problema es Nashville, acusando que en 2012, las pistolas robadas en automóviles estacionados fueron 152, cifra que para 2022 aumentó hasta 1.378 armas sustraídas ilegalmente.
En ocasiones, por desgracia, fueron utilizadas para cometer delitos de gravedad, como la pistola Glock de 9 milímetros robada de un Dodge Charger en Nashville el año pasado, con la que se hirió a cinco personas en al menos tres tiroteos.
El problema es que muchos de los propietarios a los que se les ha sustraído un arma, ni siquiera cierran sus autos, por lo que dejan a libre disposición una herramienta mortífera que cualquiera que acceda a ella puede utilizar para cometer delitos sin ser rastreados.
Asimismo, hoy solo 15 estados del país obligan a los dueños a denunciar los robos de este tipo de armamento.
De ahí, que hoy algunos partidos políticos abogan por la utilización de compartimentos cerrados con llave para guardar armas en el auto, como puede ser una caja fuerte o una guantera más segura.
Ya hay proyectos de ley en estados como Tennessee, que busca prohibir la posibilidad de dejar un arma de fuego en el auto a no ser esté guardada en las condiciones descritas anteriormente. Además, aquellos que infringieran la norma, tendría que asistir a cursos de seguridad relacionados con las armas.