Hace casi una década me tocó visitar el Salón de Shanghái. Una muestra enorme, donde las marcas locales comenzaban a mostrar la fuerza con la que crecían, aprendiendo de las virtudes de los fabricantes tradicionales, pero todavía con esa sensación de que tomaban al extremo lo de asemejarse a los actores de mayor éxito. Por esos años todavía era común escuchar la broma que en las salas de diseño el espacio más importante era el de una fotocopiadora.
A menos de diez años el panorama es completamente diferente. Shanghái es una ciudad aún más moderna y eficiente, y el antiguo caos por el ruido de los autos en las calles se cambió por mínimos zumbidos emitidos por los miles de autos eléctricos que recorren las calles.
Ese cambio también se apreció en el autoshow, con un avance brutal de las marcas locales. Si hace una década los fabricantes occidentales eran fundamentales para el Salón, lo cierto es que ahora fueron relegados sin contemplación a lugares secundarios. Y de las decenas de estrenos que se veían de marcas tradicionales, ahora solo un par, como el nuevo Porsche Cayenne o el Volkswagen ID.7, alcanzó para aparecer en los sitios especializados.
No hay dos lecturas. El Salón de Shanghái 2023 tuvo un sabor local como pocas veces se vio en un autoshow. Ni siquiera las muestras en Frankfurt o París eran tan aplastantes hacia los dueños de casa. Y la tendencia obviamente fue la electromovilidad, pero de la mano de estrategias que a muchos les cuesta asimilar por ahora.
Lo de la electrificación era lo lógico. China es el mayor mercado mundial para los autos eléctricos y no hubo marca que no exhibiera modelos recargables. La diferencia ahora la hacen los kilómetros de autonomía, que en algunos casos sobrepasa los 1.500 km debido al avance de las baterías.
En este contexto electrificado, otro factor común que se apreció fue el del diseño.
Si hace un par de años los destapes se diversificaban en hatchbacks, sedanes, familiares, station, ahora casi todo tiene forma de SUV. Unos más pequeños, otros más imponentes, pero todo en la misma dirección.
Lo complejo de este formato es que todo termina pareciéndose. Focos finos con una luz que los comunica en el frontal, parrilla grande que va perdiendo sus tradicionales contornos y zaga con luces dinámicas comunicadas con una banda horizontal, generalmente con el nombre de la marca sobre esa luz. Es como si el diseño fuese hecho con un tutorial de YouTube o con la plantilla tendencia de Tik Tok.
En el interior es lo mismo. Grandes pantallas duales que cruzan la consola es lo que predomina. Otra plantilla, donde cada marca intenta instalar algún elemento propio, una gran pantalla tipo Tablet generalmente, pero todavía queda camino para diferenciarse.
En eso, los grandes grupos locales también empiezan a compartir fórmulas, surgiendo una serie de nuevas marcas que atacan segmentos específicos. De las históricas marcas generalistas que podían tener en su line-up desde un pequeño compacto a un SUV grande, todos con el mismo emblema, ahora en China potencian la idea de crear nuevas firmas, que segmenten por estilos y se enfoquen en nichos diferentes, aunque eso pueda parecer más complejo de entender.
En este nuevo escenario, no vamos a negar que extrañamos un poco el gran estreno del Salón, ese del que todos hablarán y recordarán.
En este caso fue un enjambre de nuevos modelos, tal como en esas tradicionales comida en China, esas con mesa redonda donde van circulando decenas de platos y donde alguno seguramente nos puede gustar, pero fue tal la mezcla de sabores que no perdura uno con más fuerza.
Así, entre cientos de comunicadores que instalaban su celular con un trípode para dar cuenta de los pormenores del Salón de Shanghái, fuimos conociendo las novedades, las marcas que debutan y que llegarán a Chile, y los prototipos algo conservadores que adelantan próximos estrenos, conscientes de que el tablero de la industria automotriz ajustó sus piezas y que hoy todos bailan al ritmo de las canciones que se colocan en este enorme país.
Si alguna vez fueron las marcas de Estados Unidos las que dominaban, luego asomaron las alemanas, las japonesas y las coreanas, hoy no cabe duda que vivimos la era de las marcas chinas.