La norma Euro 7 exigirá una degradación controlada en las baterías de autos eléctricos

Baterías Gemini

Las nuevas reglas del juego entran en vigencia durante 2027.




Mientras en los países menos desarrollados aún sufrimos con las complejidades mecánicas que han incorporado los vehículos debido a las nuevas normativas contaminantes, tales como el uso de AdBlue, filtros de partículas o catalizadores, en suelo europeo se preparan para la entrada en vigencia de un nuevo marco legal que regula de forma aún más dura la contaminación emitida por los vehículos de transporte terrestre.

Y es que el salto de la norma Euro 6 a la Euro 7 traerá muchos más cambios que solo nuevos filtros para retener la contaminación de los tubos de escape, sino que intenta atacar de la forma más transversal posible la contaminación automotriz. El reglamento general ya fue aprobado por los 27 países miembros de la Unión Europea y establece para 2027 la entrada en vigencia del primer paquete de medidas, algo que se implementará de forma paulatina hasta 2030 para esperar a fabricantes de modelos artesanales que requieren mayor periodo de adaptación.

¿Nuevas reglas significa un aumento en el costo de los autos?

Revisando detalladamente parte del proyecto, el nuevo marco regulatorio establece que incluso elementos externos como los neumáticos y frenos estarán regulados en su desgaste, ya que se ha tomado en cuenta incluso el polvillo que producen al estar en contacto con la carretera o debido al roce en su uso. Debido a esto, se establece que un auto eléctrico no puede emitir más de 3 mg/km de restos de caucho o ferodo durante su uso, mientras que los autos a combustión, híbridos o a hidrógeno elevan ese límite a 7 mg/km debido al menor uso de elementos como el frenado regenerativo, que ayuda a disminuir el uso de las pastillas de freno. Los furgones de carga de tamaño grande también tendrán un límite, aunque se ha flexibilizado hasta los 11 mg/km.

Neumáticos
El polvillo que liberan los neumáticos con el roce del asfalto también estará regulado.

Esto sin duda creará algo de confusión en los 3 años que quedan para la puesta en marca de la norma, ya que será la Unión Europea la que tendrá que chequear bajo qué condiciones se aplican esas reglas, cuales serán las variables a tener en cuenta y cómo se medirán este tipo de emisiones, ya que es muy probable que un neumático no emita la misma cantidad de polvillo al circular sobre una losa totalmente lisa, que sobre asfalto poroso. Por lo que aún queda tiempo para ir diluyendo esas ambigüedades.

De todos modos, este fenómeno podría producir un cambio en los costes de fabricación, ya que está claro que para alcanzar el nivel de desgaste mínimo que cumpla con las normativas, muchos fabricantes tendrían que cambiar los componentes que forman los neumáticos para hacerlos más duros, con el fin de que se desgasten menos al pasar las pruebas de homologación, atentando contra la seguridad y confort de marcha, que a menudo está relacionada a los neumáticos blandos, sobretodo si son autos con enfoque en asfalto.

La duración de las baterías: un pilar esencial

A pesar de lo anterior, el ítem más llamativo de la norma Euro 7 es la regulación que establece estándares mínimos en la durabilidad a largo plazo de las baterías de autos eléctricos, ya que se aprobó el artículo que obliga a los fabricantes a que sus autos eléctricos e híbridos conserven al menos un 80% de la capacidad de sus baterías tras 5 años (60 meses) o 100.000 kilómetros recorridos.

Como anexo, la degradación deberá soportar el continuar con un 72% de la capacidad de la batería tras 8 años o 160.000 kilómetros de uso. Es decir, que si compras un auto con 500 kilómetros de autonomía real, luego de 8 años de uso aún debería ser capaz de circular unos 360 kilómetros con una carga completa, manteniendo su funcionalidad básica para no quedar totalmente obsoleto.

Este nuevo marco regulatorio también establece mayores complejidades para los autos a combustión, los que cada vez tendrán que hacer esfuerzos más rebuscados para cumplir con las normas. Esto terminará fomentando el cambio a motores eléctricos, ya que al encarecer los costos de mantenimiento y complicar la confiabilidad con el agregado de componentes que antes no existían, harán casi inviable el uso en cierto tipo de aplicaciones, como cada vez ocurre más con los motores diésel, a quienes las normativas parecen estrangular con tal de eliminarlos del mapa, sin declararlos ilegales directamente.

¿Qué te parece el rayado de cancha para los autos eléctricos?

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.