Ciudades vacías, teletrabajo, suspensión de eventos masivos y cierre de fronteras son algunas de las medidas que los países están adoptando luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara pandemia el brote del Covid-19 (coronavirus) en el mundo y con más de 150 mil personas contagiadas.

La industria automotriz no escapa a este problema. Pese a que algunos intentan minimizar el tema, como Elon Musk, quien declaró que el pánico era una “tontera”, lo cierto es que en el resto del mundo se están adoptando medidas preventivas. En China, por ejemplo, durante febrero los conglomerados automotrices como el Grupo VW y PSA evacuaron a sus ejecutivos radicados en Wuhan, y la mayoría de las fábricas cerraron sus puertas por un tiempo determinado para evitar los contagios masivos. Luego, pasó lo mismo en Japón, Corea del Sur y Tailandia.

Hoy el panorama es aun más complejo. Caídas en las bolsas económicas del todo el mundo y la amenaza de una paralización más extrema en las diferentes industrias generan una proyección negativa. Por ejemplo, la consultora Morgan Stanley proyecta que las ventas de autos nuevos en Estados Unidos caerían cerca del 9% este año debido al coronavirus, bajando de 17,1 millones de unidades vendidas en 2019 a un total estimado de 15,5 millones de autos nuevos. Antes del brote, la caída que se proyectaba en el segundo mayor mercado mundial era entre un 1 y 2%.

No es lo único. El consultor LMC Automotive adelanta que la caída mundial podría ser superior al 4%, llegando a una producción de 86,4 millones, muy por debajo de los 90,3 millones vendidos en 2019, cifra similar a la que se aspiraba para este año.

¿Y Chile? Nuestro país no queda ajeno a la realidad mundial. Eso sí, desde la Asociación Nacional Automotriz de Chile (Anac) son cautos y explican que “las marcas importadoras de vehículos presentes en Chile están realizando grandes esfuerzos para operar con normalidad, lo que se ha evidenciado al haberse realizado varios lanzamientos de nuevos modelos durante este verano”, agregando que “estimamos que no habrá un menor abastecimiento de automóviles de origen asiático, sino que, en el peor de los casos, un retraso en su arribo por disposiciones de las autoridades sanitarias o portuarias”.

Biologist Jerome De Marchin talks to a patient in a car at a drive-in testing site for coronavirus (COVID-19) at the Regional Hospital Center in Liege, Belgium March 11, 2020. REUTERS/Francois Lenoir

Gustavo Colossi, director de ventas y operaciones de Chevrolet en Chile, concuerda con la Anac e indica que “en relación al abastecimiento, hasta el momento no hemos sufrido impactos negativos en la llegada de repuestos ni de vehículos. Los pedidos continúan arribando según lo planificado y estamos en contacto diario con nuestras plantas de manufactura para entender potenciales futuras disrupciones. Esperamos que la situación se subsane a la brevedad y que, efectivamente, no se verifiquen impactos en el abastecimiento programado”.

Otro factor que estaría jugando en contra de los importadores de autos sería el aumento del dólar frente al peso chileno (esta semana llegó al máximo histórico), lo que podría significar un aumento en el precio de los vehículos. “Siendo todos nuestros productos importados, la devaluación del peso chileno frente al dólar estadounidense es relevante para el posicionamiento de nuestra oferta en el mercado. Esta devaluación coloca presión al alza sobre los precios de venta a público y por ello estamos pendientes del actual tipo de cambio, y de sus proyecciones futuras, a fin de definir cómo ofertaremos los productos a nuestros consumidores”, explica Colossi.

Sin embargo y por el momento, Anac indica que “no contamos con ningún antecedente que acredite que el coronavirus ha afectado o influido en la decisión de compra de un consumidor para adquirir un vehículo, ni para precipitar o retardar su respectiva decisión”. La industria nacional se prepara para un período complejo, pero que al parecer pareciera estar todo controlado, al menos, hasta el momento.