El mundo de la música urbana esperaba con ansias el debut del nuevo álbum de Kendrick Lamar. “Mr. Morale & The Big Steppers” es el nombre del reciente trabajo del rapero británico, el cual consta de 18 pistas y donde brillan la colaboración sorpresa de artistas como Beth Gibbons (de Portishead), Florence Welch y Sampha.
La expectativa con el cantante era enorme, puesto que no daba vida a un disco propio desde 2017 (“DAMN.”), el cual siguió a “To Pimp a Butterfly” (2015) y “Good kid, m.A.A.d city” (2012).
Pero el artista no solo hace noticia por su música. También es un declarado fanático de los autos y en diversas canciones y videos muestra su cercanía con los autos.
Uno de los más reconocibles en sus trabajos es el vehículo que le pedía prestado a su madre, una Chrysler Town & Country.
Pero si hay un auto que marcó su vida fue un Cadillac Seville del ‘92. Ese vehículo era de su padre y le permitió a Lamar ir a lugares más alejados que su natal Compton y encandilarse con Los Angeles.
El Cadillac Seville se movía por un motor V8 de 4,9 litros que desrrollaba 200 Hp con un par de 373 Nm y tenía la particularidad de contar con puertas de estilo alas de gaviota, las que según Lamar eran similares a las que ocupaba Lamborghini.
Ahora, si ese Cadillac le traía gratos recuerdos y evocaba a su infancia, llama la atención la apuesta en escena que hizo en los BRIT’s de 2018, donde destrozan un Lamborghini con un bate de béisbol.
Ahora, si de guiños a la industria se trata, quizás el video de la canción Alright es el que mejor muestra su pasión por autos, con un trabajo audiovisual en blanco y negro donde el papel protagónico lo toma un Chebrolet Camaro, deportivo sobre el que rapea y con el que hace llamativos movimientos alrededor de un radiopatrulla.