En marzo pasado el mundo del automovilismo quedó consternado con su pérdida. A los 51 años, la piloto alemana Sabine Schmitz falleció a causa de un cáncer que la aquejaba desde 2017. Así lo anunció oficialmente el propio circuito en el que pasó a la historia. “‘La reina de Nürburgring’ nos ha dejado”.
A lo largo de su carrera, Schmitz completó más de 33.000 vueltas al Nordschleife en tres décadas, ya fuera en competencia activa -ganó dos veces consecutivas las 24 Horas de Nürburgring, en 1996 y 1997- como piloto ‘turística’ de BMW o como parte del programa Top Gear, entre otras actividades.
De ahí, que a los pocos días de su fallecimiento, los aficionados abrieron una petición en Change.org para que Nürburgring bautizara una de sus curvas con el nombre de la piloto. En las primeras 24 horas firmaron 10.000 personas y ahora ya son más de 50.000.
Finalmente, la petición fue escuchada, pues los responsables del Infierno Verde han decidido nombrar la primera curva del Nordschleife, como Sabine-Schmitz-Kurve.
“Ahora Sabine Schmitz recibe el mayor honor que un piloto puede tener en un circuito de carreras: su propia curva”, reza el comunicado oficial.
“La elección ha sido el giro de izquierdas que hay al salir del trazado de los Grandes Premios. Es la primera curva del Nordschleife. Está cerca de la comunidad de Nürburg, donde Sabine creció”.
El trazado alemán inaugurará la curva el próximo 11 de septiembre en el marco de una carrera de las Nürburgring Endurance Series.
“Sabine Schmitz era la embajadora de Nürburgring”, señaló Mirco Markfort, director de la mítica instalación. “Su nombre se pronunciaba en todo el mundo junto al nombre de nuestro circuito”.
“–Su nombre– está vinculado a los valores que definen al Nürburgring: su conexión con la región, la proximidad con la afición y su compromiso apasionado”.