A raíz del conflicto bélico con Ucrania, las marcas occidentales han abandonado Rusia, prácticamente, en masa. Renault, Toyota, Nissan, Ford y Mercedes-Benz han ido parando sus actividades una tras otra, lo que ha dejado en una situación muy delicada a la industria de ese país, la cual no puede permitirse quedarse sin autos, ni dejar sin empleo a miles de trabajadores.
De ahí, que se ha decidido resucitar a la marca rusa Moskvich, que reanudará su producción dos décadas después de que desapareciera del mercado. De momento una producción mínima, puesto que de aquí a final de año sólo se producirán 600 unidades.
“El propietario extranjero ha decidido cerrar la planta de Renault en Moscú. Tiene derecho a hacerlo, pero no podemos permitir que miles de trabajadores se queden sin trabajo. En 2022 abriremos una nueva página en la historia de Moskvich”, dijo Sergei Sbyanin, alcalde moscovita, en su blog cuando Renault anunció que abandonaba sus negocios rusos.
Pese a que hace más de 20 años –en 2001– cerró y fue declarada en quiebra un lustro más tarde, todavía circulan por Rusia más de 450.000 Moskvich, algunos de ellos –unos 50.000– con 35 años a cuestas. En su día la marca tenía encomendada la fabricación de modelos más populares, por debajo de los autos fabricados por AutoVAZ, comercializados bajo los nombres de Lada y VAZ, que usaban tecnología Fiat.
Moskvich estaba en manos de Renault y en 2019 comenzó a fabricar su SUV Arkana, inicialmente para el mercado local, pero que el pasado año llegó al mercado europeo.
Ahora es Kamaz, quien tiene la tutela y ha anunciado que en 2024 se alcanzarán las 100.000 unidades anuales, algunas de las cuales serán eléctricas. El primer automóvil de la resurrección es un SUV, con llantas de aleación, faros led y gran pantalla central. Para acelerar los tiempos, hay una colaboración con el grupo automovilístico chino JAC.