Desde siempre los fabricantes, y sobre todo los consumidores, han buscado la manera de hacer de un vehículo un medio de transporte más rentable: más potente, pero al mismo tiempo con un mejor consumo de combustible. Y en esa lógica, los motores turboalimentados, avance atribuible a Renault que estrenó esta tecnología en Fórmula 1 en 1977, asomaron pronto en los autos de calle como una alternativa muy válida para aumentar la relación de compresión del motor, y así la fuerza que este entrega, pero sin provocar una merma en el rendimiento de consumo.
Pero, ¿sabes cuáles son los cuidados básicos que hay que tener con este tipo de motores cada vez más de moda? Esteban Durán, gerente de post venta de SAIC Motor, fabricante de MG (que cuenta con varios motores con esta tecnología), entrega una pauta dirigida a quienes conducen a diario un vehículo con turbo. Ponle atención.
- Darse un minuto: el sistema de lubricación del motor funciona cuando este se pone en marcha. Una recomendación es dejar al menos un minuto el auto encendido -especialmente si el vehículo está muy frío- para que el motor agarre temperatura necesaria y así los aceites fluyan mejor.
- Atento al acelerador: si tiene la vieja costumbre de pisar el acelerador al encender el motor mejor vaya olvidándose. Esta acción pone un mayor estrés al motor antes de que esté totalmente lubricado y en los vehículos actuales no es necesario hacerlo.
- Partir relajado: tranquilo con el pedal del acelerador, por al menos 15 minutos. Al momento de encender el auto y ponerse en movimiento, evita someter al motor a un estrés innecesario pisando de más el acelerador. Al igual que el consejo anterior, lo mejor es que el motor agarre temperatura antes de exigirlo, elevando las revoluciones.
- Seguir las mantenciones: es muy importante seguir la pauta de mantención para que los aceites que se mueven dentro del motor estén en buen estado, libre de impurezas y con la viscosidad requerida.
- Carga el combustible especificado por el fabricante: otra recomendación es usar el octanaje de combustible recomendado por el fabricante y no un número menor. En términos simples, a medida que sube el octanaje de la gasolina, esta demora más en entrar en combustión. Como los motores turbo tienen mayor compresión, se genera más temperatura y esto evita que el combustible se “queme” antes de tiempo. Una mezcla que explota antes de tiempo, supone un desgaste no previsto en las piezas del motor.
- Un momento al terminar: al igual que el primer consejo, es recomendable dejar reposar el motor un minuto antes de apagarlo. Es decir, dejar el vehículo detenido con el motor encendido, especialmente si el auto anduvo exigido, por ejemplo, al andar en autopistas o carreteras. Esto ayuda a que los aceites del motor den una última vuelta, en vez de detenerse de golpe con el motor a alta temperatura.
De todos los consejos, la mayoría aplica tanto a motores aspirados como turbo. Sin embargo, el último tip -que dice relación con dejar el motor andando un tiempo más luego de detenido- es particularmente necesario en motores turboalimentados, ya que de cortarse la lubricación inmediatamente, se somete a estrés el turbo, un dispositivo que puede llegar a girar a 150 mil rpm, muy por encima de lo que lo hace el motor en sí, que, por lo general, no excede de las 3.500 rpm.