Martina Weil (19) llega al Estadio Manquehue como si fuese su segunda casa. Y casi lo es. Se asoma relajada y su esbelta figura, sumada a su altura, no dejan indiferente a nadie en la entrada del club que la ha visto crecer, aunque no precisamente en lo deportivo.

Hija de Gert Weil, el mejor lanzador de bala que ha tenido Chile -sexto lugar en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988- y la atleta colombiana Ximena Restrepo -medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 en los 400 metros planos-, estaba destinada a brillar con luces propias, tal como lo hizo en septiembre pasado en el Sudamericano de Atletismo Sub 23 de Cuenca, Ecuador, donde no solo se coronó campeona, sino que además batió el récord chileno en los 400 metros con un crono de 52″60, dejando atrás la marca de María Fernanda Mackenna (53"13).

Martina Weil

El extraordinario resultado no extrañó. Su biotipo y su mentalidad son dos cualidades difíciles de encontrar, lo que se suma a los genes, que, sin duda, hacen un tridente perfecto para estar frente a unas de las máximas promesas del deporte chileno. Pero ella siente que debe ir paso a paso.

Humilde, discreta, alegre, bajo perfil, pero, por sobre todo, con los pies en la tierra, sabe que este es solo el inicio de lo que puede ser una carrera magnífica en el atletismo mundial. Pero también sabe que para lograrlo debe trabajar duro, muy duro, y el primer gran desafío comienza el 3 de enero, cuando deje Chile para irse a estudiar a la Universidad de Tennessee por cinco años, con todos los gastos pagados, gracias a una beca que acaba de recibir.

"Siempre supe que estudiaría en Estados Unidos. Desde chica, siempre lo decía y nadie entendía nada. Hace dos años, cuando aún me preguntaban qué estudiaría o si prepararía la prueba -que lo hice-, siempre respondía que iba a irme afuera por el atletismo. La respuesta de la gente era automática, 'pero si tú ni siquiera haces atletismo'. Mi inconsciente lo sabía, y aquí estoy, a unas semanas de partir para comenzar este nuevo camino".

Se nota emocionada y contenta. Mientras se toma un café cortado en la terraza de su club, entre pregunta y pregunta, Martina mira el horizonte, con una mirada de niña, pero con la madurez de una mujer que dejó la adolescencia sin problemas ni traumas, tal como deja de salir un viernes para poder entrenar al día siguiente.

"El solo hecho de saber que voy a estar muerta de cansada me hace desistir de cualquier carrete. Salgo, lo paso increíble, pero elijo con pinzas esas salidas. Así las disfruto al máximo y asumo las consecuencias, si es que debo hacerlo. Pero eso no es más de una vez al mes. Para mí es un estilo de vida que no me causa ningún problema. Puede ser porque estoy inserta en un mundo y en una familia en la que se respira deporte 24/7", agrega con convicción y sin titubear.

Martina Weil

Excelente alumna, salió del Villa María Academy con promedio 6,7 y entró a estudiar este año Ingeniería en Biotecnología Molecular en la Universidad de Chile. Para ella, el estudio debe ir de la mano con el deporte. "A mí me gusta estudiar, tengo ese bicho por aprender, por ende, no podría dejar de hacerlo. Por eso cuando me llamaron ahora en octubre de varias universidades de Estados Unidos, decidimos viajar con mis papás y ver la mejor opción que combinara ambas cosas. Estoy contenta con la opción que tomé. Creo que acá no lo hubiese logrado, estamos a años luz de lo que se vive afuera en materia de facilidades y recursos para deportistas. Yo no le he ganado a nadie, pero afuera creen en mi proyección y eso es lo que vale. Para poder vivir del deporte en Chile primero tienes que triunfar... y ¿cómo hacerlo si no tienes recursos? La política para las promesas es débil". Oír su respuesta es escuchar a su padre y a su madre, una de las duplas que más sabe de alto rendimiento en Chile, pero que ha sido escuchada menos de lo se debería.

¿Qué gatilló tu elección de entrada a Tennessee?

Me gustaron el entrenador y el ambiente. Es un tema de guata. Me sentí cómoda y como si fuera mi casa.

¿En qué consiste la beca?

En todo. Desde los estudios, pasando por el alojamiento, la comida, los planes de entrenamiento, médicos y especialistas. Todo. Lo que necesite ellos me lo dan.

¿A cuánto equivale en dólares más o menos?

Deben ser cerca de 60 mil dólares anuales.

¿Cuál es tu compromiso con ellos?

Mi entrenador me dio cuatro tareas para el primer año: estar contenta con los ramos que tomé, adecuarme bien con el equipo, cumplir con los entrenamientos y no subir de peso. Dice que el primer año debo sobrevivir y que después se ponen las metas deportivas.

¿Sientes que salió muy rápido esto de los resultados y la beca?

La verdad es que sí. Igual fue inesperado. Como soy una persona ambiciosa por naturaleza, siempre me proyecté como alguien que iba a correr bien, que iba a bajar ciertos tiempos, pero nunca tan rápido. Estaba trabajando duro para que resultara, pero de ahí a hacer récord de Chile, no estaba en los planes.

Y con cambio de entrenador...

Sí, a mitad de año dejé de entrenar con Carlos (Moreno) y me puse a hacerlo con mi mamá. Fue algo muy orgánico que se dio y estoy muy contenta de haberlo hecho. Me siento cómoda con ella, sabe muchísimo y no hay nadie que me conozca más que ella. Hacemos una buena dupla.

¿Logran separar las cosas en la casa?

Siento que en mi caso no necesito hacerlo. Porque las dos trabajamos para lograr los mismos objetivos.

Pasaste por varios deportes antes del atletismo, hoy estás en una etapa de maduración, comenzando una carrera. ¿Cómo fue llegar aquí con padres tremendamente exitosos?

Lo que más les agradezco es que nunca me hayan puesto presión. Nunca. Las cosas se dieron. Ahora, que bajé los 53 segundos y todo el mundo está alucinado, ellos dicen 'si quieres hacer algo grande, tienes que bajar de 50'. Entonces, en ese sentido, me gusta, me mantienen con los pies en la tierra. No hay nada más desagradable que creerse el cuento cuando no hay nada de qué creerse.

¿Sientes presión de parte de ellos?

Mi mamá tiene una medalla olímpica guardada en el cajón de la casa..., entonces de qué estamos hablando. El parámetro mío es muy distinto, porque ellos son lo máximo, lograron cosas increíbles. ¡Son finalistas olímpicos, los dos!

Yo no me mido contra ellos, ellos me demuestran que se puede, que cuando se trabaja bien se pueden lograr los objetivos. Ellos no son dos extraterrestres, son personas normales que trabajaron duro. Nada más. Entonces, más que presión, siento admiración por ellos. Viéndolo de afuera es increíble, pero estando adentro, es incluso más impresionante lo que lograron.

¿Qué quieres lograr tú?

Voy paso a paso. Lo primero es clasificar a los Panamericanos del próximo año en los 400, ideal correr en 51'', y clasificar como relevo al mundial de Doha a fines del próximo año.

¿Te crees el cuento de que tienes todo lo necesario para llegar lejos?

Más que por mi biotipo, por los papás que tengo o por lo que sea, siento que puedo llegar lejos, porque me gusta tener éxito. Me gusta trabajar para lograr las cosas, no me gusta que me regalen nada. Lo voy a lograr. MT