Cada nueva generación del Mazda 3 es una revolución. Ya sea en tecnología, en desempeño o en estilo, todo en este modelo avanza con el fin de sorprender y atraer, y en esta cuarta generación se esperaba un cambio mucho más radical del descendiente del antiguo y querido 323.
El exterior afilado y de look deportivo, creado por el diseñador Yasutake Tsuchida, ya es un adelanto de lo que vendrá, con esa gran parrilla que protagoniza el frontal, y que es flanqueada por faros led de mirada sospechosa. En cada línea de este modelo se pueden apreciar las intenciones de la marca de ofrecer un vehículo mucho más pasional.
Esa promesa de diversión diaria se cumple a cabalidad. Primero con un habitáculo que se reinventa para ofrecer mayor comodidad y seguridad. Aquí la filosofía samurái Jinba Ittai (la unidad del caballo y jinete) llega a su máxima expresión, y es que, al acomodar el asiento y los espejos, uno se siente como "abrazado" por el auto. Todos los controles quedan a la mano, cada botón, perilla o palanca está a una distancia cómoda.
Si a eso le sumamos un notable incremento en la calidad de los materiales, tenemos como resultado un vehículo generalista que bien podría rivalizar con otros de segmentos más altos. Es que el cuero, las costuras, los detalles cromados y el minimalismo japonés le dan una vibra sofisticada.
Un detalle no menor son las pantallas. El head-up display nos muestra la máxima permitida, indicaciones del GPS y la velocidad (entre otros), mientras que una pantalla de 7" reemplaza los instrumentos manteniendo un look análogo. Finalmente, está la pantalla de 8,8" en la consola central que, para sorpresa de muchos, no es táctil.
La idea de Mazda con esto es evitar distracciones, ya que todo lo necesario de la pantalla, como música, navegación e información, se puede obtener al mover este control, o bien en los mandos del volante. Y funciona a la perfección.
Pero todo este minimalismo va enfocado en resaltar uno de los mejores puntos del Mazda 3, y esa es su dinámica.
Nuestra unidad de prueba, la tope de línea con motor 2.5 litros, nos entregó una semana de aceleraciones divertidas y emociones en autopista. Si bien hay 186 caballos de fuerza disponibles a las 6.000 revoluciones, la entrega de potencia es progresiva cuando se maneja con más suavidad, aunque un buen apretón al acelerador nos hace sacar lo mejor de los 252 Nm de torque, y las cosas se ponen mucho más emocionantes cuando activamos el modo Sport, que cambia la configuración de la caja automática de seis marchas para dejar al auto más revolucionado, dinámico y divertido.
A pesar de que en esta versión tope de línea el peso ronda las dos toneladas (1.926 kilos), el auto se siente ligero y despierto, en movimientos bruscos la suspensión sabe perfecto cómo sujetar la carrocería, brindándonos una sensación de seguridad superior.
Un detalle eso sí es que, al tener un diseño tan estilizado, los puntos ciegos aumentan de forma importante. Las dimensiones de los cristales y luneta nos impiden tener una visibilidad amplia, por lo que los adelantamientos rápidos se deben hacer con cuidado, por ello Mazda equipó a este hatchback con un sistema de alerta de punto ciego, que se refleja con sonidos, alertas lumínicas en los espejos y en el head-up display. Cuesta un rato acostumbrarse, pero luego todo se trata de disfrutar.
A favor
Diseño llamativo y deportivo, motor dinámico y despierto, habitáculo con materiales de calidad superior. Gran insonorización.
En contra
Visibilidad reducida hacia la parte posterior, dado el tamaño de las superficies acristaladas. El maletero cumple pero no sorprende.
Ficha técncia Mazda 3 Sport GTX
» Motor: SkyActiv 2.5 litros
» Potencia: 186 Hp
» Torque: 252 Nm
» Caja: AT 6 vel.
» Pantalla: 8,8", Android Auto y Apple CarPlay
» Maletero: 299 litros
» Largo: 4.460 mm
» Precio versión: $ 18.290.000