La ciencia dice que el lado derecho del cerebro es el responsable de las funciones emocionales. Pues bien, si lo que busca es un vehículo que convenza a ese sector de su cabeza, el Mazda MX-5 debe ser una de las primeras opciones.
Seguramente el lado izquierdo del cerebro, encargado de la lógica, intentará persuadir con eso de la versatilidad, funcionalidad y comodidad. Y tendrá razón, ya que este biplaza no entrega nada de eso, sin embargo, algo provoca que uno no lo querrá dejar.
El romance empieza desde el diseño, con líneas que mezclan elegancia y personalidad, convirtiéndolo en una de las propuestas estéticas más destacadas de la oferta local. Es tan atractivo el Mazda MX-5, que incluso mi pequeña hija de seis años, quien me ha acompañado en decenas de pruebas de manejo urbano, me comentó que "por fin había llevado un auto sexy".
En eso ayuda bastante la estilizada silueta, que combina la imagen de un coupé, pero que gracias a su techo eléctrico rígido (también hay versiones con techo de lona) requiere de apenas 13 segundos para transformarse en un descapotable.
Y a techo descubierto la sensación solo mejora, inclinando con fuerza la batalla cerebral hacia el sector derecho, quedando de lado detalles como el ingreso al vehículo que no es el más sencillo o la posición de manejo, que es bastante baja y en la ciudad no se hace simple considerando la cantidad de SUV y camionetas, vehículos de los que quedamos casi a la altura de la rueda.
Mazda MX-5: dinámico y preciso
Si el MX-5 nos ganó por diseño, en el interior esa sensación no varía demasiado, con terminaciones de gran calidad y un aire más bien minimalista, apuntando a aprovechar al máximo los espacios. Además, ahora dispone de un sistema de infoentretención compatible con Apple CarPlay y Android Auto.
A nivel motriz, el motor Skyactiv-G 2.0 envía al eje trasero 181 Hp (23 Hp más que la edición anterior), con un torque de 205 Nm (+5), asociado a una caja automática de seis marchas. Se trata de una potencia respetable, más considerando que el vehículo tiene dimensiones compactas (3.915 mm de largo, 1.735 mm de ancho y apenas 1.235 mm de alto) y supera por poco la tonelada (1.138 kg).
Esa fuerza la sentimos desde que encendemos el motor del Mazda MX-5. Sentados en asientos envolventes muy cerca del eje trasero, el sonido agresivo que sale desde el escape nos alerta de sus capacidades, pese a que no es un deportivo. Pero tiene una salida agresiva y gracias a su tamaño, una agilidad como pocas veces vemos en un auto.
Y si hacían falta motivos para poner fin a la batalla cerebral, basta ponerse en movimiento. Es cierto que la suspensión del Mazda MX-5 es muy firme, y que se traspasa hacia el habitáculo todo lo que ocurre en el pavimento y que ni de cerca se graduará con honores en confortabilidad, pero el tacto que entrega, la respuesta de la dirección y la precisión de los movimientos lo convierten en una especie única dentro de la fauna automotriz, donde la personalidad es cada vez una cualidad más escasa.
Si pudiésemos optar a mejoras, nos hubiese gustado un poco más una alternativa con caja manual (solo en la versión soft top), por el simple hecho de aumentar el placer de manejar. En este caso, la transmisión de seis velocidades tiene pasos de marcha rápidos y eficaces, pero las recuperaciones no son lo explosivas que podrían ser.
En conclusión, un modelo que ataca con un arsenal de sensaciones solo apto para quienes disfrutan de estar frente a un volante
» Motor: 2.0 Skyactiv-G
» Potencia: 181 Hp
» Torque: 205 Nm
» Caja: AT 6 vel.
» Tracción: trasera
» Largo: 3.915 mm
» Peso: 1.138 kg
» Precio: $ 22.990.000