Probar un Mercedes-Benz parece siempre una apuesta a ganador. Sea un tradicional sedán de la marca, un deportivo o incluso uno de los exitosos vehículos comerciales (Citán, Vito, Sprinter, etc.), las sensaciones satisfactorias podrían asomar como previsibles. Pero eso también puede ser un arma de doble filo: esperar mucho de algo y en la práctica encontrarse con poco. Esta vez -con esa misma exigencia preestablecida- tuve oportunidad de ponerme al volante del Mercedes-Benz GLA, el SUV de acceso a la marca que recién en octubre estrenó en Chile su segunda generación. ¿Responde a la presión de ser un Mercedes-Benz?

Como siempre, se empieza por la arquitectura. El Mercedes-Benz GLA ahora se basa en una nueva plataforma -la MFA2- que le permite mayor habitabilidad, pese a ser 15 mm más corto (tiene 4.410 mm en total). Y lo logra gracias a una mayor amplitud entre los ejes, donde ganó 30 mm. ¿Quién se beneficia? Los pasajeros de la segunda fila, que, de acuerdo con la marca, ahora tiene tienen 10 cm más en promedio para las piernas.

Estéticamente, fiel a la tradición de la marca, esta segunda generación del GLA cambia contenidamente. De hecho, las mayores diferencias radican a nivel de diseño de faros, que se presentan más pequeños tanto en el frontal como en la zaga. Asimismo, en la parte trasera se eliminó la línea de bisel cromada que estaba horizontalmente entre la luneta y el espacio para la patente, de modo que ahora la imagen resulta más limpia. Mucho más cambio no hay.

Puertas adentro el SUV más chico de los alemanes anuncia de inmediato su estirpe con un habitáculo propio de Mercedes-Benz. Son muy reconocibles detalles como los colores azulinos del sistema MBUX (Mercedes-Benz User Experience), o los diseños como el volante forrado en cuero napa, con un centro redondo perfecto; las salidas de aire con forma de turbina o del trackpad que se apodera de la consola central, aprovechando la ausencia del selector de marchas (en Mercedes-Benz el switch de la caja está por detrás del volante, en una manecilla a la derecha).

La limpieza visual se agradece y la calidad de los materiales del tablero, del tapiz (mezcla de cuero ártico y microfibra) y de los paneles de las puertas se siente y disfruta. En la versión testeada: el Mercedes-Benz GLA 220d 4Matic también entran a tallar unos bonitos pedales de aluminio que añaden un tono puramente sport. Para las plazas traseras, lo dicho, el espacio es generoso y se halla la aleación de piel y microfibra porosa. Incluso, para las dos plazas traseras laterales hay una almohadilla sobresaliente para la zona posterior de las rodillas, que ayuda a que el viaje sea más placentero.

¿Hay detalles? Por lo dicho, la exigencia era alta y puntos bajos los hay. El primero es que si bien la pantalla central es de 10.2″ de tamaño, en la práctica cuando se enlaza a Apple CarPlay (solo mediante cable) la vista se encoge a como si se tratara de un display de 7″, malgastando un buen margen en bordes. Otra cuestión que resulta curiosa es que en el teclado ubicado por debajo de las tres salidas de aire centrales del tablero, hay dos botones ‘ciegos’. ¿De qué se trata? Son teclas que regulan la calefacción y refrigeración de las butacas delanteras, una función con la que los GLA en Chile no fueron equipados. Finalmente, la segunda fila no tiene salidas de aire y al centro apenas hay un conector USB tipo C. Parecen detalles, pero por cierto no son propios de este segmento.

Sí se agradece nuevamente que ambas butacas delanteras cuenten con ajuste lumbar eléctrico, que permite viajes largos sin resentir mayormente.

Botón de encendido y a andar

Puesto en marcha viene el turno de ir respondiendo la pregunta inicial, pero ahora desde la tribuna del cómo se siente al conducir. Este tope de línea del Mercedes-Benz GLA está impulsado por un motor turbodiésel de 2.0 litros, que desarrolla 190 caballos y 400 Nm entre 1.600 y 2.600 rpm. Se gestiona por una caja automática de ocho cambios y cuenta con la tracción total 4Matic. Suena todo muy bien, ¿no?

Lo cierto es que el Mercedes-Benz GLA 220d 4Matic se exhibe solvente en la ciudad, en las autopistas y en la carretera. No echa de menos empuje bajo ninguna circunstancia, y es que claro, dispone de una fuerza bruta incluso superior a la de varias camionetas medianas del mercado y a un rango sorprendentemente bajo. Su aceleración conmueve por lo lineal y la dirección se palpa bastante precisa, justo lo que uno busca en un vehículo de reacciones decididas. Incluso una ida al supermercados parece divertida, porque el GLA está al servicio de lo que se le ordene al pedal derecho, sea en una salida, una trepada de 30 a 50 km/h o de 70 a 120 km/h. No tiene contras.

Pese a ser un vehículo de motor ‘petrolero’, el ruido no se cuela en absoluto al habitáculo y solo se lo siente trabajando por lo ya dicho: su viveza al responder. En 400 kilómetros de conducción mixta de ciudad y carretera, el GLA promedió un excelente rendimiento de 16,7 km/l. Cuando tiene la aguja en 120 km/h el motor apenas gira a 1.800 rpm (o sea le quedan aún 800 rpm para seguir empujando a pleno).

En carretera, por la fuerza del motor, por el aplomo que entregan la tracción 4Matic y los neumáticos de 235 mm de ancho, el SUV se lleva todas las loas. Por otra parte, hay un punto curioso y a considerar: al GLA 220d no le hace cualquier dispensador de combustible, puesto que tiene una boca de estanque muy estrecha.

¿Todo positivo? Otra vez no, porque hay pequeñas, pero grandes ausencias (por su precio: US$ 58.000 y por el segmento en que se mueve). Por algún motivo el Mercedes-Benz GLA está casi desprovisto de asistencias avanzadas a la conducción. Si bien cuenta con control crucero, este no es del tipo adaptativo (que controlan la distancia con el resto de vehículos o guían la trazada). Tampoco tiene mantenimiento de carril. Sus únicas ayudas de este tipo son el Attention Assist, que advierte al conductor al detectar somnolencia, y frenos ABS con servofreno de emergencia y ASR.

En resumen, esta segunda generación del Mercedes-Benz GLA es un salto adelante en casi todo. El diseño, algo de todos modos siempre subjetivo, se percibe como una criteriosa evolución, mientras que el andar cumple de la A a la Z con lo que uno esperaría del ‘Mercedes-Benz de los SUV-C’. El punto flojo es aquel que habla de la seguridad activa, y es que resulta poco entendible el porqué un Mercedes-Benz tope de gama no incorpora ADAS. Excelente apuesta, pero puede y debe mejorar.

Ficha técnicaMercedes-Benz GLA 220d 4Matic
Motorturbodiésel 2.0 litros de cuatro cilindros
Potencia190 Hp
Torque400 Nm entre 1.600 y 2.600 rpm
CajaAT8
Tracción4Matic
Largo4.410 mm
Ancho2.022 mm (espejos incl.)
Alto1.611 mm
Distancia entre ejes2.729 mm
Maletero425 litros
Peso en vacío1.615 kilos
Estanque43 litros
LlantasAMG aleación bitono de 19″
NeumáticosContinental Premium Contact 6 SSR 235/50
Pantalla centraltáctil y trackpad de 10.2″
Airbagssiete
OrigenAlemania
Precio versión testeadaUS$ 58.000