Esperada entre las esperadas. Antes de tenerla y manejarla en Chile, vimos a la Moto Guzzi V85TT en su fase de desarrollo y prototipo en el Salón de Milán. Es obra del afamado diseñador argentino Miguel Angel Galluzzi, quien refrescó a punta de aplaudidos productos (California 1400 o V7 Racer) los ropajes conservadores que caracterizaban a Motto Guzzi
Pero había que ir por más, porque había libertad para hacerlo, a diferencia de otras casas que deben fabricar sí o sí algo puramente deportivo o puramente urbano y de ciudad. En cambio, Moto Guzzi puede hacer lo que quiera, porque lo han estado haciendo durante mucho tiempo y en todo tipo de motos.
Esta multipropósito es una buena prueba, una que seduce a primera vista. Me asustaba la altura, pero los 830 milímetros desde el asiento al suelo y mi estatura de 1,72 encajaron bien. Pesa poco más de 200 kg y puede ir a los 230 kg.
No es una pluma, pero está tan bien hecha y es tan maniobrable que hasta se siente más liviana de lo que informa su hoja técnica (chasis tubular en acero con amortiguador regulable). Esto se nota en la ciudad, que es la prueba de fuego por su peso, y donde hay que trabajarla más y estar más concentrados, y lo que obtuvimos fue confianza y relajo.
La moto, más allá de sus bellas formas y soluciones de diseño, tiene a su motor como un sello de identidad y corazón del producto: es un dos cilindros en V a 90 grados (dos válvulas por cilindro), transversal y refrigerado por aire. Desde sus 853 centímetros cúbicos salen solo 80 caballos, perdón por el “solo”, pero es que hoy a este nivel de cilindrada estamos yendo hacia mejores guarismos, pero para la V85TT no es problema, da lo que le pidamos. Ojo, que su entrega suave y progresiva se da mejor cuando ya ha tomado cierta temperatura tras unos minutos de rodaje. Y tranquilos con las vibraciones, solo se notan en el ralentí.
El asiento es muy cómodo y quien quiera conducir parado se encontrará con lo acertado de la posición del manillar. Reitero, es muy a la mano adaptarse a la V85TT. Como es viajera, bien por su contenido consumo de combustible, que me dejará transitar sobre 430 kilómetros sin reposte, pero me deja algunas dudas lo pequeño de su parabrisas o pantalla aerodinámica, ya que es una moto para largas rutas. Me pareció, igualmente, que los neumáticos pasan información al piloto, pero esto no aminora su rica sensación y confort de marcha. El freno delantero es soberbio, mientras que el trasero cumple muy bien, sin llegar a ser tan invasivo.
Más allá de sus formas clásicas, hereda la avanzada electrónica del grupo Piaggio y su estrella a modo de centro operativo es la pantalla TFT de 4,3 pulgadas, sin reflejos, de vigorosa resolución e ingenios gráficos, donde la información abunda y recorre 16 ítems. El funcionamiento del ABS dependerá de los modos de conducción que son tres: Road (control de tracción de mediana intervención, acelerador rápido, ABS on), el Rain (control de tracción bajo, acelerador suave, ABS on) y el Off-Road (control de tracción intrusividad media, acelerador suave, ABS específico off-road). Esta moto está llamada a ser un suceso en Chile, ya lo es otros mercados.