A pesar de que muchos países les han declarado la guerra para hacerlos desaparecer, los vehículos con motor diésel siguen con vida, particularmente en camionetas. Y aunque es cada vez más difícil encontrar un SUV con motor petrolero, lo cierto es que todavía es posible adquirir alguno de estos modelos.
Es por esto que es fundamental para los conductores comprender cómo manejar estos motores para maximizar la eficiencia del combustible. Juan Barichevich, Director del Área de Mecánica de INACAP, comparte valiosos consejos para lograr un óptimo rendimiento de combustible en este tipo de vehículos.
“Los vehículos diésel requieren cuidados específicos para garantizar un rendimiento eficiente”, destaca Barichevich. En primer lugar, resalta la importancia de las mantenciones regulares, incluyendo el cambio de aceite y filtros, que contribuyen a mantener el motor en condiciones óptimas de funcionamiento, lo que a su vez impacta positivamente en el consumo de combustible y en la vida útil del vehículo.
Otro aspecto crucial es mantener la presión de los neumáticos dentro de los niveles recomendados por el fabricante. Barichevich enfatiza la importancia de consultar la etiqueta de presión de neumáticos ubicada en el costado de la puerta del conductor, ajustando la presión según la carga del vehículo. Esta práctica reduce la resistencia a la rodadura y, en consecuencia, disminuye el consumo de combustible.
“Evitar cargar el vehículo en exceso y apagar el motor durante paradas prolongadas también son estrategias efectivas para optimizar el rendimiento de combustible”, agrega Barichevich. Además, llevar un registro preciso de las cargas de combustible y el kilometraje puede ayudar a monitorear el consumo y hacer ajustes si es necesario.
Sin embargo, todos estos consejos se vuelven irrelevantes si el estilo de conducción es agresivo.
“Forzar el motor en las primeras marchas o exceder los límites de velocidad aumenta significativamente el consumo de combustible”, advierte. Adoptar una conducción suave y moderada es fundamental para maximizar la eficiencia del combustible y, en última instancia, reducir los costos de operación del vehículo.
Esto no solo ayuda a mejorar los consumos, sino a prolongar la vida útil de componentes como el DPF, un filtro de partículas montado en casi todos los motores diésel modernos, que se encarga de retener parte de las emisiones más peligrosas de estos propulsores, y, una vez que alcanzan su nivel máximo de saturación, requieren exponerse a altas temperaturas durante un periodo de tiempo (circular con el motor acelerado aproximadamente media hora) para poder regenerarse y quedar listo para cumplir su función.
Es por ello que no se recomienda el uso de mecánicas diésel para trayectos cortos, ya que incide negativamente en la durabilidad proyectada para este tipo de componentes que fueron diseñados para funcionar correctamente en trayectos largos.