El sábado 10 de febrero, 20 mil personas eran testigos y al mismo tiempo animadores del Valparaíso Cerro Abajo. En un clima de fervor alimentado por la presencia de riders de renombre internacional, chilenos y extranjeros, la prueba urbana vivió su 17ª edición. En total fueron 30 deportistas dispuestos a sortear 12 kilómetros de saltos, recovecos y obstáculos simulados. El checo Tomáš Slavík (31) -vencedor de las ediciones 2017 y 2018- se perfilaba como el gran favorito para llevarse el tricampeonato, pero una dura caída en el segundo salto no solo lo sacó de la carrera, también activó los protocolos de emergencia. Slavík rodó varios metros hasta caer inconsciente por unas escaleras de concreto. “Las consecuencias aquí pueden ser muy graves. Debes tenerlo claro cuando te aventuras en esto”, había dicho días antes el propio excampeón mundial de ciclismo de montaña.
Para Slavík es una forma de vida
Tomáš Slavík tomó una bicicleta por primera vez a los tres años y a los seis ya competía en Brno, su ciudad natal. “Era un niño activo. Tenía muchísima energía y mi mamá buscaba alguna forma de calmarme”, cuenta el checo en una conversación con MT MAG en las oficinas de Red Bull, la bebida energética que lo auspicia. Minutos antes, Tom -como lo apodan sus amigos- había atendido a la televisión y no se molestaba en mostrar cada detalle de su bicicleta, la que también terminaría con varios rasguños el día del accidente.
"Mi mamá escogió una escuela donde, además, tenía actividades extraprogramáticas como gimnasio y bicicleta. Un día probamos en BMX y un profesor dijo 'ok, este chico tiene talento'. En ese momento me enamoré de esto y todo en mi vida giró a la bicicleta", añade el rider, que a los 11 años conquistó su primer Campeonato de Europa.
¿Es posible definir una ruta cuando se es apenas un niño? Slavík señala que el camino, como resulta lógico, no es sencillo. Se requiere del apoyo incondicional de un círculo cercano.
Tom habla animadamente, luego piensa y, al recordar cómo fue en su caso, se ríe y no deja de admirarse. "Miro atrás y veo que es increíble, es que ahora lo hago con los ojos de un adulto. Mi mamá me acompañó cada fin de semana a las carreras. Eran 20 por temporada y ella siempre estuvo ahí. Ni siquiera teníamos tanto dinero, pero ella siempre lo puso todo en mí. Es increíble. Fue muy bueno de su parte, pero ahora pienso que fue también algo muy loco. Trato de devolverle un poco de eso en cada cosa que hago y de la manera que pueda".
El bicampeón de Valparaíso Cerro Abajo comenta que, si bien su mamá no lo acompaña en sus giras, siempre está presente para entregarle aliento por teléfono o en Instagram, especialmente antes de una carrera. "Me escribe: '¡Hey, Tom! Mañana es el día. ¡Patéales el trasero, patéales el trasero!'", cuenta riendo.
Sin pasión, no vale
El veterano centroeuropeo dice que ama lo que hace, porque es lo que más lo apasiona. Está consciente que en algún momento las prioridades comenzarán a cambiar en su vida, pero tampoco se apura en que ello pase. Por ahora es feliz viajando a nuevos desafíos, aunque ello le signifique estar unas semanas alejado de su novia de hace 10 años y con la que se casará en los próximos meses. Ella, como su mamá, también lo apoya a pleno.
Para Slavík, la fórmula para persistir sobre esa delgada línea que divide al éxito de las caídas estrepitosas que terminan en fracturas o incluso pueden significar la muerte, requiere de un ingrediente más allá del mero talento, al que igualmente ubica como algo central.
"Tiene que existir ese gran motor que es la pasión. Eso está por sobre todo. Tu meta puede ser el dinero, los logros, las realizaciones personales o cualquier cosa, pero necesitas tener pasión. Si haces las cosas por cumplir, entonces no vale la pena. Reconozco que a veces me levanto y digo 'Oh, estoy cansado', pero eso es momentáneo y la pasión interna tiene que persistir. La pasión y el talento son los ingredientes en esta actividad", subraya el deportista que cuenta que en los meses previos a los desafíos como el de Valparaíso, además del gimnasio, hace cuatro a cinco horas de bicicleta.
Tres razones cerro abajo
Tomáš Slavík se declara un fanático de Valparaíso y enlista tres motivos por los que, dice, la ciudad puerto es un imperdible para los mejores en su disciplina. "Básicamente creo que la forma en sí de Valparaíso -con sus cerros gigantes- invita a una carrera urbana de descenso. En segundo lugar, diría que es la gente. Siempre hay una multitud apoyando el paso de los competidores y eso es realmente excitante", apunta. Por último, el rider checo suma el factor tradición. Explica que esta carrera está consolidada en el circuito mundial y es por ello que vienen grandes exponentes. El prestigio también vale, recalca.
Las dos victorias anteriores y su buena llegada con el público han hecho de Tomáš Slavík un deportista querido entre los fanáticos locales. El mismo señala con notoria alegría que más del 50% de sus fans en Instagram o Facebook son precisamente chilenos. "Si voy a entrenar o a algún centro comercial, siempre hay alguien que me detiene y me dice 'hey, hey, campeón. ¿Podemos tomarnos una foto?' Eso no me ocurre ni siquiera en mi país. Aquí la gente es muy especial y agradecida. Para mí es la mejor combinación", reflexiona.
Un día después de su fallido intento de triple corona Tomáš Slavik felicitó al chileno Pedro Ferreira, ganador de la competencia, y antes de su partida escribió en sus redes: “Wow, fue un día duro ayer en la oficina. En realidad, me sentía bien y más fuerte que nunca para Valpo. Gané en la clasificación y en la final quería abrir el estanque y darlo todo… Desafortunadamente mi rueda delantera resbaló en un lugar muy difícil y caí muy duro. Estuve por unos minutos inconsciente. Así terminó mi tercera vez en línea en Valpo. Bueno, estas mierdas pasan, pero no me siento decepcionado, sino bendecido y feliz de haber escapado sin ninguna fractura, solo con una rotura de ligamentos en uno de mis tobillos. Estas son las cosas que importan en nuestras vidas y es de lo que me doy cuenta después de accidentes como este. Agradezco a todos mis fans por sus mensajes y por su ayuda”.
“Chile, eres el mejor. Realmente aprecio tu soporte y estoy feliz de compartir mi camino aquí, en buenos y malos momentos. ¡Viva Chile!” MT