Una verdadera fiesta se vivía en la Indy 500. Las míticas 500 millas de Indianápolis se acercaban a los últimos tras una carrera emocionante, con más de 400 mil personas en las tribunas, ratificando la relevancia de una prueba que celebró su 107° edición.

En la pista, Ryan Hunter-Reay se ilusionaba con volver a ganar la competencia tal como hace nueve años pero, cuando restaban apenas 14 vueltas, un nuevo accidente provocó una bandera roja.

Foto: Doug McSchooler-USA TODAY Sports

El sueco Felix Rosenqvist empujaba por recuperar posiciones cuando su McLaren perdió carga aerodinámica y se fue contra el muro.

Hasta ahí, parecía un impacto menor, sin embargo, el monoplaza al tocar el concreto perdió el control y regresó al óvalo cruzando la pista. En ese momento, se apreció un bloqueo, humo de los neumáticos y el bólido que se gira en 180°, quedando con la trompa hacia los monoplazas que venían a alta velocidad.

Pudo ser solo eso, un nuevo abandono en la Indy 500, pero la mala fortuna llegaría cuando pasó por el costado Kyle Kirkwood, quien no pudo sortear el vehículo y con su neumático trasero izquierdo choca la rueda trasera de Rosenqvist provocando que el auto del estadounidense del equipo Andretti saltara y se diera una vuelta completa, quedando el bólido invertido con el piloto de cabeza viendo como saltaban chispas mientras se arrastraba, solo esperando que la física hiciera su trabajo y se detuviera.

El accidente fue impactante y por suerte los pilotos no sufrieron daños, sin embargo, el mayor peligro quizás estuvo fuera de la pista, ya que el neumático de Kirkwood se soltó del auto y salió volando, pasando incluso la malla protectora y cruzando por la tribuna que se encontraba completamente llena.

El neumático a esa velocidad era un verdadero proyectil, pero el destino se apiadó y evitó que cayera sobre las personas y fuera a parar en el estacionamiento, donde por suerte no había espectadores. Ahí la rueda aterrizó e impactó un Chevrolet Cruze que estaba en el lugar.

El auto le pertenecía a Robin Mathews, una mujer de Indianápolis, quien no ocultó su sorpresa al ver lo que ocurrió a su “bola de nieve” (apodo que le tenía al auto) . Pero no todo fue malo, de hecho, para Mathews terminó convirtiéndose en una gran experiencia, puesto que Doug Boles, presidente del circuito Indianapolis Motor Speedway, la invitó a una sesión de fotos posterior a la carrera, donde ella pudo incluso besar los míticos ladrillos.

Además, Boles hizo los arreglos necesarios para que llevaran el Chevrolet Cruze de Mathews en una grúa.

La primera vez de Newgarden

En el tema deportivo, tras el incidente que rozó la tragedia en la Indy 500, la competencia se reanudó para disputar nueve giros con bandera verde.

El mexicano Patricio O’Ward estuvo cerca de quedarse con la victoria, pero en la última vuelta la disputa quedó restringida a Marcus Ericsson y Josef Newgarden, cuando otro accidente obligó a neutralizar la carrera.

El último trago de emoción llegaría en los metros finales, donde Ericsson hacía lo imposible por contener el empuje del estadounidense, pero en el último tramo Newgarden aprovecha la succión y superó al monoplaza de Chip Ganassi para darle al equipo Penske la victoria por 0,0974 segundos sobre Ericsson.

Un gran cierre, por suerte sin una fatalidad que lamentar.