"Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad". Fue el 21 de julio de 1969 cuando el astronauta Neil Armstrong, con la voz distorsionada por la distancia y los equipos de comunicaciones, grabaría para siempre esta célebre frase en la memoria de millones de personas, tras convertirse en el primer hombre en pisar la Luna.

Casi medio siglo después, el multimillonario nipón Yusaku Maezawa hizo propias estas palabras, festejando haber sido elegido como el primer turista que volará alrededor del satélite natural en 2023. Viaje que hará a través de la compañía aeroespacial SpaceX -propiedad de Elon Musk, dueño también de Tesla-, y al cual lo acompañarán ocho personas más, ligadas al mundo del arte, entre músicos, pintores, diseñadores de moda y directores de cine.

"Todavía no sé muy bien cuál será el rol que cobrarán los viajes espaciales, pero en términos de desafiar lo desconocido, creo que es significativo y me siento orgulloso de formar parte del reto", afirmó el empresario, de 42 años.

Odisea espacial

Estamos en una era donde cada vez más personas están buscando constantemente experiencias y viajes extremos, que los lleven al borde de sus emociones. Para ellos, el límite natural es la Tierra, eso, sin embargo, hasta dentro de poco, pues que todo indica que el turismo espacial despegará la próxima década hacia atractivos destinos.

De hecho, el primer puerto espacial comercial del mundo ya existe. Se llama Spaceport America, está ubicado en el desierto de Nuevo México, en Estados Unidos, y su aerolínea, Virgin Galactic, ya tiene reservas de pasajeros.

La firma Axiom Space, por su parte, propiedad de Michael T. Suffredini -veterano de la Nasa y nativo de Houston-, hoy les ofrece a todos aquellos multimillonarios excéntricos, de espíritu aventurero, un viaje de ocho días al espacio, lleno de lujos.

Para ello trabaja en una estación espacial comercial, que se inaugurará en 2022, sobrevolará la Tierra a 400 km aproximadamente y podrá albergar a ocho pasajeros, incluido un astronauta. "La estación Axiom también tendrá agarraderas, pero no serán grises, sino que estarán enchapadas en oro o envueltas en un cuero muy suave, como el del volante de un Mercedes-Benz. Las cabinas privadas tendrán pantallas para ver Netflix y relajarse -no hay mucho que hacer allá arriba, aunque salir a dar un paseo espacial es una posibilidad- y habrá una enorme cúpula con muros de cristal para reunir a los viajeros y disfrutar de una vista más panorámica de la Tierra, quizás con una bebida", asegura Suffredini, agregando que "también habrá Wi-Fi, por lo que todos estarán en línea".

Odisea espacial

Los pasajeros de Axiom usarán un traje espacial de la Nasa para el viaje en cohete de ida y de regreso a la estación, que consistirá en un torso de fibra de vidrio y un tubo para consumir pequeñas cantidades de agua, aparte de un pañal. Además, la empresa aeroespacial está en conversaciones con una casa de moda europea para el diseño de un traje casual que los viajeros podrían usar una vez que aborden. Se ajustarán a cada persona y podrán personalizarse con su propio logo. Un recuerdo especial de esta experiencia de lujo, que costará 55 millones de dólares a cada afortunado.

Más allá de lo costoso de la experiencia, digamos, lo que se busca es abrir el espacio a todos, que deje de ser un territorio acotado a profesionales sometidos a rigurosos entrenamientos. De ahí que las distintas empresas que están apostando por este tipo de turismo hablen de cursos de preparación de pocas semanas. Es una idea plenamente aceptada que la mayor parte del riesgo del viaje espacial no tiene que ver con la salud de los pasajeros, por lo que solo se necesitaría un chequeo a fondo, así como pruebas mentales y de entereza, como, por ejemplo, la de girar en una centrifugadora humana.

» Vida marciana

Marte, el cuarto planeta del Sistema Solar, siempre ha estado dentro del imaginario colectivo como posible futuro hogar de la humanidad. Incontables películas de ciencia ficción han especulado sobre ello.

Colonias humanas en el planeta rojo. Una idea con la que flirtea la comunidad científica, aun sabiendo las condiciones hostiles que allí imperan. Y no solo eso, sino también considerando lo complejo que sería para una nave tripulada recorrer 225 millones de kilómetros en un tiempo de viaje mínimo de entre seis y nueve meses.

Odisea espacial

Aun así, la Nasa evalúa seguir adelante con su misión exploratoria para después de 2030. De ahí, entonces, que lanzara un concurso para construir viviendas para Marte.

De esta manera, la agencia espacial estadounidense seleccionó cinco modelos de casas marcianas viables para su construcción, todas ellas bajo la innovadora técnica de impresión 3D.

Una de ellas es Zopherus, un módulo de aterrizaje tipo araña, capaz de escanear su entorno antes de fijar un área de impresión óptima, asistida por una serie de robots autónomos que recogerían materiales como hielo, óxido de calcio y agregado marciano, para la impresora 3D.

Igual de interesante resulta la propuesta de AI. SpaceFactory, una estructura en forma de huevo, diseñada con una doble capa para combatir los efectos térmicos agresivos de Marte.

Al igual que el hábitat Zopherus, utilizaría materiales procedentes del mismo planeta, incluida la fibra de basalto, extraída de la roca marciana, y bioplástico renovable, derivado de las plantas que podrían cultivarse allí.

No solo la Nasa apuesta por colonizar Marte, la firma danesa BIG (Bjarke Ingels Group) también lo hace. Desde 2014 desarrolla lo que será el mayor espacio de simulación de este planeta. Una aldea de domos, ubicada en Dubái, para una población de mil habitantes en Marte para dentro de unos 30 años.

Así, qué duda cabe acerca de que el espacio como objetivo aspiracional de la humanidad sigue llamándonos poderosamente la atención. MT