Pablo Emilio Escobar Gaviria no debe su fama precisamente a sus habilidades o triunfos en el mundo motorsport. Antes de convertirse en el narcotraficante que ha movido más droga en la historia y en el asesino civil más grande del siglo XX, el llamado ‘Patrón del mal’ incursionó como piloto de carreras, y no fueron pocas las participaciones que tuvo a bordo de diferentes autos.
La información la expone Jaime Gaviria, primo de Pablo, en el documental de Marc de Beaufort: "Era un apasionado por la velocidad y el vértigo", dice. Escobar no solo vibraba con los autos, sino además con el motociclismo y el motocross. Participó en las dos ruedas, pero más tarde se inclinó derechamente por los autos, tras realizar un curso de pilotaje.
Pablo Escobar, el piloto
El 25 de febrero de 1979, el colombiano disputó la Copa Renault 4 en el Circuito de Tocancipá, Bogotá. Corrió en la categoría de novados con su propio equipos de autos preparados y potenciados.
Su auto número 70 estaba brandeado por Bicicletas Ositto, mientras que el de su otro primo, Gustavo Gaviria, que iba con el 71, era patrocinado por Depósitos Cundinamarca. Escobar fue acompañado en la carrera por el citado Gustavo Gaviria, por Óscar Diego Jaramillo y John Arroyave, en la que el mejor ubicado del equipo fue Escobar, que terminó quinto con una hora, 20 minutos de carrera.
Según cuenta el libro 'El Patrón. Vida y muerte de Pablo Escobar' de Luis Cañón, la mayoría de las veces, antes de correr, "fumaba una dosis moderada de marihuana para activar su percepción, sus sentidos y su nivel de concentración".
Más tarde, con el dinero que amasaba gracias a la cocaína, Escobar podía darse el lujo de mantener de la mejor forma sus autos. Algunas personas aseguran que Escobar partía con ventaja puesto que tenía un alto stock de repuestos venida de su época de ladrón de autos. Alba Marina, hermana de Escobar, dice que Pablo consiguió varios Renault 4 viejos entre la familia, que luego era recompensada con autos nuevos.
El narco antioqueño compró un bus y lo adaptó como taller móvil. Traía piezas desde París. Cuando competía en Bogotá se alojaba en la suite del primer piso del Hotel Hilton, al que se desplazaba en su helicóptero particular.
El líder del Cartel de Medellín era actor importante de la Copa Renault. Ponía anuncios en la prensa y las radios para dar a conocer las carreras. Según Luis Cañón, "en todos los periódicos se anunciaba en grandes avisos la Copa Renault en el llamado autódromo internacional, incluyendo al mismo El Espectador con el lema de 'Emoción, velocidad, gente IN'".
"No lo puedo negar, la vida me ha sonreído. Soy un hombre afortunado", declaraba El Patrón en 1979, año en que participó en el Premio Marlboro, en el Circuito Ricardo Mejía de Bogotá, a bordo de un Simca.
Corridas seis fechas en Bogotá y Medellín, en julio del mismo año, Escobar marchaba segundo en la general. Delante tenía al piloto consagrado Álvaro Mejía. El diario El Tiempo publicó: "Entre los novatos se destacan Lucio Bernal, de Bogotá; Pablo Escobar, Gustavo Gaviria y Juan Yepes, todos de la capital antioqueña".
Otro hecho que lo hizo ganar notoriedad en el mundo motorsport local, fue su participación en la prueba Trepadores a Las Palmas, en Medellín, al volante de un Porsche. Pero, sin duda, el hecho que lo catapultó fue una apuesta que Escobar le ganó a Ricardo ‘Cuchilla’ Londoño, otro piloto ligado al narco y que traía mucho dinero y focos a los circuitos.
‘Cuchilla’ pilotaba un Chevrolet Camaro y tenía roce internacional. Apostó con Escobar que lo vencería por al menos 15 segundos de diferencia. La carrera se disputó en Medellín y Cuchilla ganó en nueve minutos y 45 segundos, solo nueve segundos menos que El Patrón. “Ese día fui muy dichoso. Hubo de por medio una jugosa apuesta que yo gané en franca lid”, manifestó Escobar.
Con los años, su actividad en el narco terminó alejándolo definitivamente de las carreras.