Hace unos días, Alfa Romeo celebraba una de sus mayores fiestas de los últimos años. La firma del Tridente daba a conocer el Milano, el esperado SUV. Sin embargo, en menos de una semana, la situación cambió y anunciaron un nombre nombre para el vehículo: Junior.
Aunque en la marca dicen que estaba todo en regla, optaron por realizar el cambio para no tener problemas y que el nuevo SUV no se viese involucrado en una mayor polémica.
Los problemas, bastante predecibles, se originaron en la protección que le entrega la ley italiana a los productos que llevan nombres de pueblos o ciudades, una especie de denominación de origen. Y como el ex Milano se fabricaría en Polonia y no en la península, hubo voces que criticaron la medida y que instaron a bautizar el SUV como Junior.
Pero no es primera vez que una marca debe realizar un cambio de nombre. El más recordado y famoso, y que además derivó en una denominación casi mítica, es el Porsche 911.
El, para muchos, mejor auto de la historia nació en 1964, pero un año antes se presentó en el Salón de Frankfurt como prototipo bajo el nombre Porsche 901. Pero no contaban con la preocupación (y molestia) de Peugeot, firma que tenía registrados los nombres con tres dígitos y con el 0 en el centro desde 1929, cuando hizo debutar el 201.
Para no generar mayores problemas, más considerando una historia compleja en la II Guerra Mundial, donde la firma francesa estuvo bajo la tutela de Porsche, los alemanes optaron por cambiar el nombre y poner el 1 en el centro, dando vida a uno de los deportivos más importantes de la historia, el nueveonce, nomenclatura que suena bastante mejor que nueveceroonce.
Otro cambio completo de nombre en un auto ocurrió en India. En el país asiático, la firma Tata Motors presentó en 2016 el reemplazante del Indica, cuyo nombre sería Zica.
La denominación la escogieron los creativos de la marca como una abreviación de Zippy Car (Auto enérgico), pero al parecer no estaban pendientes de lo que ocurría en el mundo, donde un mosquito que provino desde Uganda estaba provocando estragos, al punto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró emergencia salud pública mundial.
El protagonista de la historia era el mosquito Zika, que si bien no se escribía igual, sí sonaba de la misma forma. Por esta razón, y conscientes de las muertes proocadas, Tata decidió cambiar el nombre y llamar a concurso online denominado #FantasticoNameHunt para buscar una nueva nomenclatura.
El nombre ganador fue “Tiago”, propuesto por el indio Libi Thomas, quien explicó que su idea era en homenaje a Tiago Mendes, un futbolista que por esos años jugaba en el Atlético de Madrid.
“Aunque hay más jugadores famosos como Thiago Silva o Thiago Motta, Tiago Mendes fue el primero que conocí con ese nombre”, dijo el ganador en su minuto.
Cambios en lugares específicos
Si bien el cambio de nombre de auto es poco usual, hay bastantes casos en los que se ha debido modificar la nomenclatura en algunos países, debido a que el significado puede tener una significación sexual o entregarle mala reputación. A continuación, el listado con los más emblemáticos.
Mitsubishi Pajero
El todoterreno de la marca japonesa rinde homenaje al Leopardus pajeros, un felino sudamericano que vive en los pajonales. Sin embargo, el significado en países de habla hispana toma otro sentido, por lo que se optó por llamar al 4x4 Mitusbishi Montero.
Mazda Laputa
Obviamente no era el mejor nombre para este crossover compacto japonés que se vendió también en Estados Unidos entre fines de los 90 y mediados del 2000, con el que seguramente los residentes de habla hispana se reían bastante. Pero el nombre Mazda Laputa tiene una raíz en uno de los libros más leídos del mundo, Los Viajes de Guliver (de Jonathan Swift), donde Laputa es una isla imaginaria con una base de diamante que flota gracias a un gigantesco imán.
Nissan Moco
Un pequeño vehículo orientado al mercado japonés que claramente no funcionaba en español. Y peor aún hubiese sido si replicaban la campaña de lanzamiento que se hizo en la tierra del sol naciente, donde el eslogan era “El Moco lo puedes guardar en cualquier sitio”. Ni hablar con el color verde que se vendía. En Europa tampoco pasó el corte y se vendió como Cube y se fabricó hasta 2016.
Chevrolet Nova
Uno de los casos bien recordados en Argentina fue el de este modelo compacto de la marca norteamericana que se construyó entre 1961 y 1979. En el país transandino el nombre se asociaba a que no iba, que no funcionaba. Por eso cuando se construyó en Argentina en los años 70 se vendió como Chevrolet Chevy. En otros países se mantuvo el nombre original.
Volkswagen Jetta
Este es un caso llamativo, puesto que el nombre ha ido, se ga cambiado y ha regresado. El sedán fue bautizado como Jetta, vocablo que hace referencia al chorro de aire de un jet. La idea de los alemanes era entregarle la sensación de dinamismo y continuar con las nomenclaturas asociadas a los vientos como Golf (que viene de Golfstrom o corriente del Golfo en alemán) y Passat (de Passatwind, que es viento alisio).
Pero la fonética de Jetta suena muy similar a yeta, palabra que define a una persona de mala suerte. Es por lo que, en algunas generaciones, para evitar ese concepto negativo, se comercializó como Vento o Bora, para actualmente aceptar el nombre Jetta que se usa a nivel regional.
KIA Picanto
El compacto de la firma coreana es uno de los modelos más exitosos que tiene en su line-up. Sin embargo, el citycar lanzado en 2004 optó por cambiar la denominación Picanto por algo que tuviese un sonido menos complicado, por lo que en países como Chile se optó por Morning. En Taiwan se le conoce como Eurostar.
Otros casos menos conocidos, pero también bastante divertidos si se considera el otro significado que puede tener en idiomas distintos al original.
El Hyundai Scoupe fue uno de esos casos. El coupé de dos puertas que estaba derivado del Excel (Pony) se construyó entre 1988 y 1995, para luego dar paso al Hyundai Coupé, debido a que el nombre original se asociaba a “escupe”, cuando en verdad lo que se buscaba era S-Coupé o Coupé Deportivo.
Lancia, por ejemplo, comercializó en Italia el Marica de Lancia, modelo que toma el nombre de la mitología romana donde Marica es una ninfa, madre del rey Latino. Este modelo coupé fue parte de una estrategia que intentó llevar a Lancia a las manos de Ford, sin embargo, la protección de Italia sobre marcas como Ferrari y Lancia lo impidieron. De esta manera, el diseñador Tom Tjaarda tomó este modelo que se construyó sobre la base del Lancia Flaminia de 1969. En países de habla hispana no hubiese funcionado por una connotación sexual.
Algo similar le hubiese ocurrido a Ford si hubiese sacado en habla hispana el vehículo Corrida. Fue un conceptual de estilo deportivo con puertas estilo alas de gaviota y faros delanteros pop up. Fue desarrollado por Ghia, quien lo presentó en el Salón de Turín de 1976, pero no tuvo la suerte de llegar al mercado.
Más específico, otro nombre poco afortunado correspondía a Ford C-Max Turbo.
En cuanto a modelos que no se pudieron vender en países puntuales, los casos más conocidos son los del Fiat Uno en Finlandia, donde significa algo similar a estúpido, en Suecia la firma italiana también tuvo problema con el Regatta, puesto que ese vocablo se menciona para una esposa infiel, mientras que en Toyota en Francia sufrió con el MR2, ya que la fonética era similar a mierda en francés.