Por supuesto, siempre debiese ser así, pero en la práctica muy pocas veces se puede testear un auto para siete pasajeros con siete pasajeros full time. Con la Peugeot Rifter lo hicimos en un viaje a La Serena y las impresiones de cada uno de los ocupantes no se hicieron esperar.
Partiendo por el nombre, ¿Rifter? No lo habíamos escuchado, dijeron. Y es que, claro, Rifter es la nueva denominación que le da Peugeot a la variante de pasajeros de la nueva Partner, que mantiene ese nombre en sus versiones de carga.
Aclarado este punto, vino la observación de que por fuera no se veía tan grande como lo es. Al respecto, es probable que su logrado diseño exterior tenga que ver con esto. Se dice que los diseñadores de Peugeot consiguieron darle la vuelta a este producto que en esencia es una “caja con ruedas”, combinando muy bien los atributos de practicidad con un estilo marcado por el ADN de la firma del león. Las molduras plásticas y los toques de color aluminio en su carrocería, incluso, le dan un aire de crossover.
Y si bien puede que sus dimensiones y formas se disimulen bien de buenas a primeras; una vez dentro no queda lugar a dudas de qué tipo de vehículo estamos hablando. Uno pensado 100% para la familia y sin exagerar, pues no hubo nadie que se quejara ni un día -de los 10 que duró la travesía- a bordo de la Rifter.
Por más que se cambiaran de lugar, todos siempre viajaron bastante cómodos. Con esto me refiero, sobre todo, a la tercera fila de asientos, esa que siempre se destina a los niños, pero que acá, gracias a un acceso muy sencillo y dos butacas independientes, ocuparon casi todo el viaje dos adultos. Si hubiesen tenido una salida de aire, o bien ventanillas que se pudieran abrir, ahí sí que no los habría sacado nadie de allá atrás.
Realmente, podría hablar horas de la habitabilidad, confortabilidad y modularidad de la Rifter, es un producto extraordinario en ese sentido. Logra que todos se sientan muy bien arriba de ella, propiciando una atmósfera con cierto aire premium. Nada desentona en este propósito, ni el diseño, ni los materiales, ni los acabados. ¿Y el equipamiento? Tampoco. Cortinillas, apoyabrazos, bandejas pleglables, puertos USB, pantalla táctil de 8″, ajustes eléctricos, múltiples espacios guardaobjetos, etc, etc, etc.
No puedo dejar de mencionar lo bien que se siente la posición de manejo y que tiene mucho que ver con su pequeño volante, lo confortable de la butaca y su excelente visibilidad.
Ahora bien, en términos de comportamiento, su motor 1.2 PureTech de 130 Hp se lleva puros elogios. Cuesta creer que un propulsor tan pequeño lleve tan bien un vehículo que supera las dos toneladas de peso bruto. Es tan elástico como económico -nos dio 16 km/l en ciclo mixto- y entrega una respuesta inmediata ante los reclamos del pie derecho. Su caja, en tanto, es muy rápida y lineal, se siente suave y progresiva en el paso de velocidades. Gracias nuevamente a su volante y a una dirección bastante desmultiplicada, las maniobras en ciudad, por su parte, resultan fáciles y seguras. Por otro lado, su altura y el ajuste blando de sus suspensiones hacen esperables las inclinaciones de la carrocería a la hora de tomar curvas rápidas. Más allá de esto, todo bien con la nueva Rifter.
A favor
Excelente espacio en cada una de sus plazas. Motor ágil y eficiente para mover su carrocería totalmente cargada. Percepción de calidad interior, así como equipamiento de confort y tecnológico.
En contra
Unas llantas más grandes podrían potenciar su look exterior, en tanto que adentro la disposición de salidas de aire y puerto USB harían aún más habitable la tercera fila de asientos.
Ficha técnica Peugeot Rifter 1.2 PureTech:
» Motor: 1.2 Turbo
» Potencia: 130 Hp
» Torque: 230 Nm
» Transmisión: AT 8 vel.
» Largo: 4.753 mm
» Maletero: 322 litros
» Airbags: 4
» Precio: $ 16.290.000