¿Por qué en algunos países se conduce por la derecha y en otros por la izquierda?
En total son 75 los países donde se circula por el lado opuesto al que acostumbramos en Chile.
Cuando subimos a manejar a un auto, de manera inconsciente lo hacemos por el costado izquierdo del vehículo. Tal como a buena parte de la población mundial, no está en nuestros movimientos el pensar en manejar con el volante por el costado derecho.
Pero es sabido que hay varios países que tienen otras tradiciones. Inglaterra, Japón, Tailandia, India son algunos de los más conocidos, pero la verdad es que el mundo existen 75 países/naciones que llevan el volante por la derecha.
Pero, si las señales de tránsito son universales, ¿por qué nunca hubo acuerdo para unificar el criterio al volante?
Antes de llegar a esa respuesta, hablaremos de los orígenes de los conductores. Y no nos referimos solo a los automovilistas que llevan apenas un siglo en este planeta, sino a aquellos choferes de medios de transporte que permitieron la evolución de la humanidad.
Los primeros registros sobre este tema datan de la Edad Media. En aquel tiempo, comenzaba a crecer el comercio y las rutas agrícolas de pequeña escala. En esos caminos, los carruajes tirados por caballos eran los que se encargaban de transportar los productos y mercancías y lo hacían con los conductores por el lado izquierdo de las vías, tal como manejamos en Chile y en gran parte de Occidente.
Según el sitio ABC, la razón era funcional y por seguridad. Como la mayoría eran diestros, al cabalgar llevaban la fusta con la que golpeaban al caballo en la mano derecha, dejando en la mano izquierda el control de las riendas.
Y decimos que era también por seguridad debido a que, como el látigo que golpeaba al equino estaba por la derecha, era menos probable que impactase a los peatones que transitaban por el costado de los caminos.
Por si fuese poco, reforzando la tesis de los diestros, por esos años los que llevaban mercancías y cabalgaban podían sufrir robos, por ende, cuando debían defenderse, tomaban la espada con la mano derecha, que era la más hábil.
Lo que era un uso que nadie cuestionaba, sino que simplemente se aceptaba como una práctica natural, quedó ratificado en pleno Jubileo del año 1300, cuando el Papa Bonifacio VIII decidió que era necesario regular la seguridad vial para evitar que la multitud de peregrinos que llegaría a Roma no terminara causando una tragedia. Eran tiempos en los que la capital de imperio ya superaba el millón de habitantes, a los que se sumarían miles durante tan magno evento.
Así fue como el sumo pontífice ordenó dividir las rutas romanas con una línea blanca en el centro y determinar que los carruajes circularían por la izquierda, con la misma premisa de tomar las riendas con la mano izquierda y dejar libre la mano derecha, con la cual, entre otras cosas, se accionaba el freno de las ruedas, el cual constaba de una palanca que trababa la rueda delantera derecha.
Esa fue la primera regulación del tránsito formal, que por la propia influencia de Roma, terminó adoptándose en gran cantidad de países de Europa.
Parecía una situación resuelta.
La hora del cambio
Tuvieron que pasar 500 años para que Napoleón Bonaparte interviniera en la historia, y aprovechando su condición de zurdo, que prefería dejar libre la mano izquierda en lugar de la derecha, dictaminó que en Francia y todos los países conquistados o influenciados por el poder de su ejército, se cambiara el sentido de la circulación.
La excepción fue Inglaterra, donde el poder de conquista de Bonaparte no logró alcanzar. Allí se decidió mantener la circulación por la mano izquierda como hasta hoy se utiliza y que adoptaron varios territorios de dominio inglés.
En Estados Unidos, por ser colonia británica, fue así en principio. Sin embargo, en Norteamérica se utilizaban carruajes más grandes, con más de una hilera de caballos para tirarlos, y se acostumbraba que el conductor se sentara en el último del lazo izquierdo para poder usar el azote con su mano derecha.
Por esa razón, comenzó a circularse por la mano derecha, ya que al estar sobre su izquierda, “el cochero” podría ver perfectamente si las ruedas de su carruaje chocarían contra las de quién viniera en sentido contrario.
También se dice que, como forma de cortar todo vínculo con los británicos, a partir de la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776, se decidió también rechazar su manera de circular, algo que, además, fue visto con buenos ojos por la enorme cantidad de habitantes que provenían de otros países europeos, donde se circulaba por la derecha y no por la izquierda.
La norma de conservar el carril derecho se firmó en el año 1792 y se convirtió en ley en el año 1804.
Como el mundo mismo, la circulación se modificó sustancialmente con la llegada del automóvil. El hecho de tener palanca de cambios que en los carruajes no existía, hacía que fuera más práctico colocar el conductor del lado izquierdo para que los cambios se hicieran con la mano derecha, pero si se mantenían los autos circulando por la izquierda, los pasajeros subirían y bajarían del lado que podían recibir tránsito de frente.
Inglaterra intentó hacer el cambio en 1969, viendo que todo el continente europeo había adoptado la forma “napoleónica” de conducir, sin embargo, el altísimo costo que insumía una reforma semejante le hizo desistir de la idea, hasta el presente.
Consciente de esta realidad, el gobierno inglés se ha empecinado en una serie de advertencias para los turistas respecto del tráfico inverso en sus calles. La finalidad ha sido disminuir los accidentes producidos por los peatones que, antes de cruzar, miran a la izquierda sin hacerlo por el sentido en que realmente vienen los autos: la derecha.
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