Uno de los acabados más usados en la industria del automóvil podría tener los días contados. Y es que Europa quiere prohibir el uso de cromo a partir del próximo año. Según se ha demostrado, las emisiones en la producción de piezas cromadas son 500 veces más tóxicas que las de combustibles fósiles como el diésel.

Concretamente, el problema de salud viene asociado al cromo hexavalente, que es parte del compuesto que recubre las famosas piezas con efecto cromado y que aporta resistencia a la corrosión y dureza. También se utiliza para producir acero inoxidable, fuegos artificiales y en otros sectores, por lo que no es algo exclusivo de la industria automovilística.

Al ser el cromo hexavalente un agente carcinógeno, es decir, que puede producir cáncer o favorecer a su aparición, ha hecho saltar las alarmas y la Unión Europea quiere acabar con su uso habitual.

Si bien desde hace un tiempo, varios fabricantes utilizan materiales reciclados y más sostenibles en sus interiores; de prohibirse el uso de cromo, lo ecológico será más una obligación que una opción.