Vas por una autopista, con tráfico alto, pero que avanza fluidamente. Sin embargo, de repente, de la nada, te encuentras en un taco de proporciones, que te obliga a reducir la velocidad e incluso detener el vehículo. Minutos después, sin motivo aparente, el atasco se disipa, y todo vuelve a la normalidad. ¿Te ha pasado? Seguro que sí.

La duda de qué ha podido causar el embotellamiento, si no hay salidas ni accidentes, siempre asalta después de recuperar el flujo normal de circulación. ¿Por qué el tráfico, de repente, se ralentiza y después recupera la normalidad? Es una interrogante, que tiene una explicación lógica detrás, aunque no lo parezca.

Antes, eso sí, hay que decir que a este fenómeno se conoce como “taco fantasma” y es una de las situaciones más comunes al volante, y también de las que más exaspera a los conductores. Y es que el desconocimiento del motivo del atasco vuelve siempre la situación aún más desesperante. Dicho esto, ¿por qué se producen?

Pues bien, en nuestra conducción influyen múltiples variables, entre ellas, la velocidad con la que circulamos, el estado de la vía, las condiciones climáticas, imprevistos y, por supuesto, nuestra capacidad de reacción. De ahí, que una pequeña distracción o contratiempo al volante de solo un conductor, por mínimo que sea, desencadenará una reacción en cadena o lo que se conoce también como efecto mariposa, que derivará en un taco fantasma.

La Sociedad Matemática de Tráfico (o Mathematical Society of Traffic Flow, por su nombre en inglés, de la Universidad de Nagoya, Japón) demostró hace ya años en un experimento cómo se forman este tipo de atascos. Básicamente, cuando uno de los conductores reduce su velocidad de conducción, porque se despista o porque ve algún obstáculo que le obliga a frenar, su reacción provoca que el conductor que le sigue también tenga que frenar.

Esta cadena de consecuencias se va acumulando de un conductor a otro hasta que, finalmente, el tráfico llega a pararse por completo. Una vez que los autos que preceden la fila vuelven a recuperar la velocidad normal, el flujo de la circulación se recupera.

Vale aclarar que la explicación matemática que resuelve el misterio de los atascos fantasma tiene su base en la fluidodinámica. Cuando hay un cierto de número de vehículos circulando por una misma vía, basta una pequeña alteración de las condiciones, como por ejemplo una ligera reducción de la velocidad, puede crecer hasta convertirse en el motivo por el que los autos tienen, incluso, que detener la marcha.

Las condiciones que afectan a la posibilidad de que se forme un atasco fantasma son, principalmente, el número de vehículos en carretera, la capacidad de reacción de cada conductor y, por supuesto, la distancia de seguridad entre ellos. Es decir, manteniendo una distancia de seguridad adecuada y una velocidad constante se podría reducir la posibilidad de crear estos atascos fantasma.

Cómo actuar en un taco fantasma

El atasco fantasma viaja desde el punto en el que se crea esta densidad crítica de autos hacia atrás, pudiendo afectar a kilómetros y kilómetros de carretera. Cuando, finalmente, la perturbación del tráfico llega a un momento en el que el volumen de vehículos es menor, el embotellamiento desaparece y se recupera la normalidad en la circulación.

“Los tacos fantasma son un fenómeno derivado de desconcentraciones del conductor o conductora o de maniobras indebidas en el tránsito: un adelantamiento mal señalizado o no mantener la distancia adecuada con el vehículo que le antecede, generan esta efecto en cadena que termina generando estos tacos momentáneos”, argumenta Luz Infante, secretaria ejecutiva de Conaset.

“Si los autos circulan a una velocidad adecuada, manteniendo la distancia entre vehículos, no debe presentarse esta situación. Pero si se hace una mala maniobra, ocurren estos embotellamientos, que son la menor de las consecuencias de estas malas maniobras, porque conductas como estas pueden terminar, además, en un siniestro vial con consecuencias fatales”, puntualiza.