“La llegada de nuestro primer automóvil eléctrico a batería marca el comienzo de una nueva y audaz era para Rolls-Royce. También es la culminación de un proceso largo y minucioso, en el que cada elemento en la creación de este automóvil emblemático se ha considerado hasta el más mínimo detalle, a lo largo de numerosas iteraciones. Pero un aspecto de este emblemático automóvil siempre ha sido seguro: desde el principio, determinamos que llevaría el nombre de Spectre, el primer Rolls-Royce de producción en serie en hacerlo. Fue una decisión inicialmente inspirada en nuestra herencia: los autos ‘Spectre’ siempre se asociaron con innovaciones técnicas revolucionarias, la búsqueda incesante de la perfección y una sensación de misterio y de otro mundo. El automóvil que ahora presentamos al mundo encarna todas esas cualidades, al tiempo que hace que el nombre de Spectre sea completamente propio”, precisó Torsten Müller-Ötvös, Director Ejecutivo de Rolls-Royce Motor Cars, dejando en claro la decisión que llevó a la marca a adoptar la denominación Spectre.
Para la firma de la doble R, la elección de un nombre es un punto clave y donde la herencia juega un papel central.
La gama de productos actual -salvo el Cullinan que tiene su nombre por un diamante en bruto con calidad de gema más grande jamás descubierto- tienen nombres históricos en el pasado de la marca: Phantom, Ghost, Dawn y Wraith tienen homónimos que abarcan 118 años de historia de Rolls-Royce.
Al nombrar su primer vehículo eléctrico, Rolls-Royce busca mantener y fortalecer estos vínculos “genéticos”, al mismo tiempo que marca un cambio hacia un nuevo territorio definido por la innovación y el progreso. Y la solución perfecta es Spectre.
Darle nombre a personas y cosas es algo totalmente natural en la historia de la humanidad. Así ha sido desde hace siglos y con los autos no es algo distinto.
A comienzos del siglo pasado, cuando los vehículos recién despuntaban, los caballos y carruajes eran los que dominaban el transporte. Y esos caballos muchas veces tenían nombres para las personas que tenían acceso a esos lujos.
Luego, con los autos, esa tendencia se mantuvo y una persona que podía comprar un Rolls-Royce seguramente tenía caballos. Entonces, darle nombre al vehículo tal como su caballo favorito era un ritual común.
Esta situación fue captada por el empresario Claude Johnson, director gerente comercial de Rolls-Royce.
Entre 1905 y 1913, el ejecutivo ideó personalmente, a menudo consultando con el cliente, nombres individuales para casi 50 automóviles que producía la empresa. El más famoso fue The Silver Ghost, el cual fue creado para el Salón de Londres de 1907.
La pintura plateada y el brillo del automóvil impresionaron tanto a los periodistas automovilísticos como al público que se adoptó la denominación “Silver Ghost” como nombre oficial del modelo para todos los modelos 40/50 H.P, con el mismo chasis construido hasta 1925, cuando se introdujo el nuevo Phantom.
Aparece el nombre Spectre
Los cinéfilos recordarán el nombre Spectre por una de las películas de James Bond. Pero en el filme ese nombre es por una entidad terrorista, nada más alejado que en el caso de Rolls-Royce.
En agosto de 1910, la marca construyó Chassis 1601, modelo que Johnson usó como automóvil de prueba. Johnson lo llamó ‘The Silver Spectre’, el primer uso registrado del nombre Spectre en el archivo de la compañía.
El chasis 1601 se vendió a la Oficina de Guerra en 1915 y su último paradero conocido fue en una firma de ingenieros de motores en Sheffield en 1933.
A lo largo de su vida útil, este automóvil fue reconstruido al menos tres veces. Esto era típico durante este período, a menudo para adaptarse a los gustos del nuevo propietario si el automóvil había cambiado de manos y, a veces, por razones más prosaicas: las primeras carrocerías empleaban materiales y métodos que, si bien se adaptaban perfectamente a los vehículos tirados por caballos que iban a 10 mph, rápidamente sucumbieron a las tensiones de viajar a 50 mph o más en el uso automotriz.
Si bien el destino final del Chassis 1601 sigue sin estar claro, una cosa es segura: ningún Rolls-Royce volvió a llevar el nombre Spectre durante más de 20 años.
La segunda ocasión en que aparece la denominación Spectre en Rolls-Royce tiene relación con los vehículos experimentales.
La firma británica desde el comienzo trabajó con modelos que servían para trabajar en desarrollos posteriores con pruebas de largo aliento. Se les denominaba EX y el primero fue el 1EX que data de 1919 y esta designación EX continúa en la era moderna, siendo el último ejemplo el vehículo de visión eléctrica 103EX, presentado en 2016.
De este tipo de modelos EX, Claude Johnson, comenzó a trabajar en 1930 con un vehículo con un nuevo motor V12 y con un chasis completamente nuevo con suspensión delantera independiente.
Pero lamentablemente Johnson falleció en 1933, por lo que nunca pudo ver el proyecto finalizado. Este nuevo automóvil, 30EX, estuvo listo para pruebas en noviembre de 1934.
Pero la idea era mantener en secreto las innovaciones con el 30EX, por lo que, junto al número de chasis se le asignó un nombre en clave: Spectre.
Luego le seguirían nueve modelos EX con el nombre en clave Spectre, antes de que el vehículo entrara en producción como Phantom III, en 1936.
De estos chasis de desarrollo, siete se reutilizarían más tarde para la venta a clientes privados, que presumiblemente nunca supieron de la anterior denominación, pero fueron las pruebas con los Spectre lo que le permitió al Phantom III mantener la reputación de la marca, establecida por primera vez por Silver Ghost en 1907, como “El mejor auto del mundo”.
Como se ve, Spectre es una denominación muy relevante en la historia de la marca, y es símbolo de significativos cambios y avances en Rolls-Royce, tal como lo será el primer Rolls-Royce totalmente eléctrico. Y aunque anteriormente se le ha dado ese nombre a los autos experimentales, ningún Rolls-Royce de producción ha llevado la placa Spectre hasta ahora, por lo que este encuentro de innovación y continuidad lo convierte en la elección de nombre perfecta para un automóvil de una importancia histórica.
Torsten Müller-Ötvös, Director Ejecutivo de Rolls-Royce Motor Cars, reconoce que “Spectre es un nombre sinónimo de innovación y desarrollo técnico, y automóviles Rolls-Royce que van a cambiar el mundo. Aunque separados por casi un siglo, tanto los Espectre de la década de 1930 como los nuestros son los campos de prueba para la tecnología de propulsión que dará forma a nuestros productos y las experiencias de los clientes en las próximas décadas”.