Seat Ibiza: una lección para meterse al corazón
Un hatchback bien equipado, de atractivas líneas y que se las ingenia para una lectura final más que satisfactoria, a despecho de lo que pudiésemos regañarle.
Un auto en particular suele parecerse a cierto tipo de enamoramiento: esa atracción que no tiene que ver con nada especial de la otra persona, pero cuya suma cotidiana de cosas y vivencias termina por convencernos de que se ha forjado un sentimiento diferente. Algunos incluso se atreverían a llamarlo amor.
Y tras cinco días de uso, noté que parte de esto me pasó al probar la versión más equipada del SEAT Ibiza, la FR. Ningún dato o seña del modelo en particular me alucinaba o me sorprendía como algo novedoso nunca visto, pero lo encantador de este modelo se fue dando con el deshoje entre lunes y viernes. Tanto, que el día de la devolución descubrí que no quería regresarlo, que con lo que tiene, con lo que no y con lo que debe mejorar, se las arregla para convertirse en “tu auto”, ese que te hace vivir tranquilo de alma por tenerlo e ir en él a tantos lados.
El Ibiza FR es el tope de gama, entonces esa firma FR saluda desde un lugar bien visible de la parrilla frontal y en su portalón trasero, aunque también asoma en la base chata del volante estilo deportivo forrado en cuero, como un grabado 3D. Bonito.
El capó es hacia abajo con nervaduras precisas que comunican bien su esencia más sport.
Lateralmente, este hatchback de cinco puertas y de un poco más de cuatro metros de longitud también busca desmarcarse con un diseño propio de sus llantas -Dynamic- las que, además, son las más grandes de la gama: 17 pulgadas (la base es de 15 y las otras dos de 16). La tapicería también ofrece un guiño a lo fresco, con unas barritas que parten en gris y rematan en un brochecito rojo central. Buen mullido, buena sujeción. El maletero de 355 litros podría quedarle algo justo, pero supera a algunos rivales.
Al ser la versión mejor apertrechada de los Ibiza, este FR posee iluminación led (de noche alumbra generosamente) y techo panorámico corredizo, además de aire climatizado bizona y detalles como control crucero o sensor de lluvia, que ayudan a robustecer un tranquilizador apartado de seguridad que le otorgó 5 estrellas en la Euro Ncap. Un alcance: posee un detector de fatiga que tal vez no me funcionó, ya que subí dos mañanas al manejo del auto bastante agotado y no me dio boleto. ¿Habrá que estar mucho más extenuado? Me quedó la duda…
En tanto, la conectividad a través de su pantalla de 6,5′' enlaza todo tipo de orígenes de celulares y opera de modo amistoso. Me agradó también la calidad del sistema de sonido.
El motor 1.6 litros gasolinero está asociado a una caja automática de seis marchas que deja pasar las relaciones de modo manual. Se trata de un bloque con inyección multipunto que responde de modo satisfactorio, pero que está lejos de entregar adrenalina o aceleraciones furibundas. Si bien puedo escalar a una máxima de 190 km/h, el “cero a cien” ocurre por encima de los 10 segundos. Sin embargo, afronta con eficacia, mas no contundencia, rebases en autopista. El auto es hijo de la versátil plataforma MQB del mundo Volkswagen, lo que le asegura un andar aplomado y certero, es habilosito en curvas.
Así las cosas, el Ibiza FR está exento de grandes estridencias o atractivos que a uno lo dejen sin aliento, pero en la suma de todas las cosas, se las arregla para acomodarse a nuestra vida cotidiana, hacerla grata, cómoda, ondera, entonces pasan los días y cuando nos vamos a despedir, caemos en cuenta de que ya lo miramos diferente.
Seta Ibiza FR | |
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Motor | 1.6 litros |
Potencia | 110 Hp |
Torque | 155 Nm |
Caja | AT 6 vel. Tiptronic |
Largo | 4.059 mm |
Maletero | 355 litros |
Tracción | delantera |
Precio | $ 14.590.000 |
A favor | En contra |
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Líneas deportivas, llantas de 17 pulgadas con diseño diferenciado, aire climatizado, sunroof panorámico corredizo, terminaciones, ajustes interiores. | El motor con 110 caballos cumple pero no ofrece emociones inmediatas como las que proyecta el aura deportiva del auto. |
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