La pasión de los argentinos por el fútbol sólo se acerca en algunos instantes al fervor que tienen por los autos. Y si se mezclan ambos mundos, no extraña que se desate una locura.

Un nuevo ejemplo de esta situación se acaba de vivir en la ciudad de Córdoba, con un seleccionado chileno como protagonista. Se trata de Matías Catalán, el defensor de Talleres que se reconoce por su llamativo bigote y que fue captado a la salida del entrenamiento con una verdadera joya automotriz al otro lado de Los Andes.

Matías Catalán

El “Rancho” -como le apodan al oriundo de Mar del Plata y que puede jugar por la “Roja” por ser hijo de chileno- salía desde las instalaciones de la “T” con un bolso donde llevaba un termo y fue grabado por un hincha justo antes de subirse a un Ford Falcon de color gris.

El lateral se veía de buen ánimo, sonriendo en todo momento mientras guardaba sus cosas en los asientos traseros del sedán que marcó una época en el país transandino. Y antes de salir del Centro de Alto Rendimiento Amadeo Nuccetelli, aceptó la solicitud del ocasional camarógrafo y aceleró el motor de su clásico para que se escuchara el ronquido de ese motor de seis cilindros.

Posteriormente, Catalán abandonó el entrenamiento, sin imaginar que el video se subiría a las redes sociales, donde encontró un apoyo absoluto por parte de los seguidores. Incluso el diario Olé le dedicó una nota al defensor que integra la lista de Ricardo Gareca para disputar la Copa América.

“Este tipo si sabe lo que son buenos gustos”, escribió uno de los lectores. “¿Para qué vas a tener un sueldo de futbolista si no es para darte el lujo de manejar un Ford Falcón en excelente estado? Entendió todo el loco”, replicó otro. “Por fin uno que sabe de autos!!!! La mayoría se compra los 0 km pedorros del mercado...y si tuviera un torino!!!!!! precisó un fanático en la cuenta de Olé.

Un auto con historia

El Ford Falcon asomó por primera vez en Estados Unidos en 1957, donde la marca del óvalo empezaba a buscar un vehículo más compacto que los utilizados en esos años y también para hacer frente a los modelos que estaban llegando desde Europa.

Así nace la idea iniciada por el CEO de Ford Robert McNamara y a cargo del ingeniero Harley Copp, un auto con motor de seis cilindros para seis ocupantes. La primera unidad de producción sale de fábrica en 1959 y debido a su versatilidad no tarda en aumentar opciones de carrocería, creándose sedanes de dos y cuatro puertas, coupés. convertibles y hasta camionetas.

Sus grandes virtudes siempre fueron la comodidad que le entregaba a los ocupantes, junto a un motor potente y rápido. A eso se sumaba el hecho de que las piezas y partes eran las mismas de otros autos de Ford, lo que ayudaba a bajar el costo de producción.

No extrañó entonces que pronto comenzará a ensamblarse en otros países, como Argentina e incluso Chile. Y más importante aún, serviría también como base para un nuevo proyecto, nada más y nada menos que el Ford Mustang.

En nuestro país, en la década del 60, Arica vivía una era dorada para la industria automotriz nacional, con decenas de plantas instaladas en la puerta norte. Y uno de los modelos que se empezaron a construir fue precisamente el Ford Falcón Sprint.

Tal como rememora el sitio classiccars.cl, pese a que en Chile ya estaba instalado Ford Motor, fue la empresa Socovem (Sociedad Constructora de Vehículos Motorizados Ltda.), quien apostó por el compacto.

“Buscando un producto novedoso para el mercado nacional que se adecuara a las normas, sus ingenieros planearon y concretaron la importación de unidades del modelo pick up Ford Ranchero (también llamado Ford Falcon Ranchero) que se fabricaba en las plantas Ford de New Yersey, Missouri y California. Una vez en tierra chilena, procedieron a alargar la cabina y a cubrir el pick up con una elongada tapa para el improvisado maletero”, se indica en el sitio.

Foto: Ford Falcon Sprint / classiccars.cl

Con esta adaptación “chilensis” a la carrocería original, el sitio especializado en historia automotriz nacional agregó que “más la incorporación de partes y piezas de fabricación chilena (neumáticos y batería General Insa, vidrios de Lirquén, tapicería, burletería y pisos de goma nacionales, entre otros) nació el Ford Falcon Sprint, siendo esta última denominación tomada bajo licencia del modelo Falcon coupe estadounidense. En 1965 Socovem ensambló modelos sedán y Sprint con un total de 123 unidades (valor de 44.520 escudos). En 1966, último año en que se armó este modelo, estuvo basado en la tercera generación del Falcon Ranchero que a su vez estaba basada en el ford Fairline, por lo cual hubo notorios cambios estéticos producto del cambio de generación del modelo Falcon en su país de origen, con un total de 406 vehículos fabricados en Chile. El valor del modelo 1966 comercializado en nuestro país era de 41.742 Escudos”.

El Ford Falcon en Argentina también gozó de enorme prestigio y salieron desde fábrica casi medio millón de unidades, llegando incluso a competir en el campeonato Turismo Carretera, donde obtuvo importantes triunfos, lo que le permitió ganar el reconocimiento de los argentinos, cariño que se mantiene intacto, como se ve en el cariño que le profesaron al auto de Matías Catalán.