Volkswagen trae aire fresco al segmento de los crossovers. La marca alemana presentó previo al Salón de Frankfurt (se celebra en septiembre) su nuevo T-Roc Cabriolet, una variante del modelo para Europa que se desprende del techo para ofrecer la libertad de un descapotable en un auto con aptitudes más off-road de las entregadas por los tradicionales roadsters con poco despeje al suelo.
La firma de Wolfsburgo subraya en su comunicado que se trata del primer crossover de este tipo y que sigue la tradición ya instaurada por otros modelos de la compañía, como el ya extinto Beetle o el Golf. El techo blando del T-Roc Cabriolet se guarda en el maletero en solo nueve segundos y puede volver a encerrar el habitáculo a velocidades de hasta 30 km/h mediante un sistema electromecánico.
El habitáculo está gobernado por una pantalla central de 11,7" para todos los ocupantes, mientras que el panel de instrumentos recae en un display de ocho pulgadas.
Los ingenieros alemanes pusieron especial énfasis en garantizar la seguridad de los ocupantes en caso de volcamiento, con un sistema que se activa detrás de los asientos traseros. Este elemento se activa en fracción de segundos ante una aceleración lateral o inclinaciones anormales del T-Roc Cabriolet.
Cuando llegue al mercado europeo, en 2020, lo hará en acabados Style y R-Line. Mientras el primero tendrá el equipamiento de entrada y estará más enfocado como un auto de ciudad, el R-Line se pasa al lado de la deportividad. Bajo el capó, las alternativas son dos motores turbo: el primero, un tricilíndrico de 1.0 litros y el segundo, un 1.5 litros de cuatro cilindros. El primero, que se liga a una caja manual de seis marchas, entrega 115 caballos, y el tope de línea, pareado a la misma MT6 o a una doble embrague de siete relaciones, eroga 150 Hp.