Tal cual un smartphone, los autos ahora se actualizan por el aire
Hoy es posible actualizar nuestros autos de forma remota, a través de las llamadas OTA, las cuales permiten mantener al día el software del vehículo, mejorando rendimiento y funcionalidades, tal como lo hacemos con nuestros teléfonos inteligentes cada cierto tiempo. Pero ojo, a través de ellas, también se puede hacer todo lo contrario, es decir, reducir o limitar ciertas capacidades del vehículo.
Imagina que compras un auto y el fabricante te pide que le des una lista de deseos, de mejoras basadas en el software que quisieras recibir posteriormente y de forma remota, sin tener que pasar por el servicio técnico. ¿Te gustaría? Seguro que sí.
Ahora mismo, estamos bastante familiarizados con las actualizaciones inalámbricas que les hacemos a nuestros teléfonos móviles inteligentes cada cierto tiempo y cuyos fabricantes recomiendan para mejorar rendimiento y funcionalidades.
Pues bien, dichas actualizaciones remotas llamadas OTA (Over The Air, por sus siglas en inglés), se están convirtiendo en uno de los argumentos claves de los autos de última generación, en el arma de los fabricantes para mantenerlos al día y que su software no se vaya quedando obsoleto con el paso de los años.
BMW fue uno de los primeros fabricantes del mundo en ofrecer este servicio a través de Internet, hace casi una década. Un servicio que se está extendiendo por todas las marcas, y que cuentan con el beneplácito de los clientes por un factor clave: menor asistencia a los servicios oficiales.
Una actualización OTA es aquella que recibe un dispositivo a través de Internet. En este caso, el auto detecta la presencia de dicha actualización, el cual para descargarla e instalarla, únicamente requiere que el usuario autorice la operación.
La razón de una actualización de software vía OTA puede ser variada: desde la instalación de elementos de seguridad, hasta la eliminación de errores o el incremento de las prestaciones, pasando por una mera renovación visual del sistema de infoentretenimiento.
¿Cuánto tarda una OTA? Depende del paquete de actualizaciones. Volvo, por ejemplo, recientemente lanzó su sistema de actualización remota en Chile, en todos sus modelos equipados con Android Auto y Apple CarPlay. Al respecto, el fabricante sueco indicó que es muy importante planificar el proceso puesto que puede tomar alrededor de 90 minutos, dependiendo del área que intervenga.
Por lo mismo, hace la salvedad que los modelos eléctricos, al igual que sucede con los smartphones, deben tener un margen de energía restante en la batería, en este caso, un 40%. Y además, deben estar desenchufados al momento de la actualización.
La otra cara
Tesla se enfrenta hoy a una demanda colectiva en Estados Unidos, interpuesta por clientes de la propia marca norteamericana, después de haber limitado deliberadamente la capacidad de la batería en algunos de sus modelos mediante una actualización de software.
Como ya explicamos, las actualizaciones inalámbricas de software tienen la ventaja de poder añadir nuevas funcionalidades después de que el vehículo en cuestión haya salido del concesionario. En un auto eléctrico, se puede incluso aumentar la autonomía haciendo cambios en la gestión energética o ampliando la capacidad utilizable de la batería.
También se puede hacer todo lo contrario, es decir, reducir o limitar ciertas capacidades del vehículo. Precisamente, esto es lo que ha hecho Tesla en una reciente actualización remota de software, a través de la cual ha limitado la capacidad de la batería y, por ende, reducido la autonomía de los vehículos en cuestión.
Dicha actualización afecta a los Tesla Model S y Model X más antiguos, los dos modelos más grandes y más caros de la marca estadounidense. Algunos propietarios aseguran haber perdido hasta el 20% de autonomía después de la actualización de software y, además, sin haber sido avisados de ello. Y es que la actualización de software que ha mermado la autonomía de los autos no incluía ningún aviso sobre la pérdida de capacidad de la batería.
De ahí, que los clientes han presentado una demanda colectiva, un recurso legal que suele tener mucha fuerza en Estados Unidos. Según Electrek, la demanda dice lo siguiente: “Cuando los propietarios de automóviles compran sus vehículos, razonablemente esperan que los eventos imprevistos, como la climatología, los accidentes o los pinchazos, puedan afectar a las prestaciones de sus vehículos y provocar reparaciones costosas. Pero ningún consumidor razonable esperaría que el propio fabricante de autos, a través de un sistema automatizado, interfiera deliberada y significativamente con el rendimiento del automóvil a través de actualizaciones de software que reducen la capacidad operativa de los vehículos”.
Lo anterior bien podría vincularse con el potencial de negocio de las actualizaciones OTA. Y es que si bien hasta ahora la mayoría son gratuitas, varios fabricantes ya han anunciado que las utilizarán para desbloquear equipamientos opcionales y funciones bajo el método de suscripción, de forma permanente o a demanda.
Un modelo de negocio que genera polémica y opiniones encontradas, pues muchos consideran injusto tener que pagar por acceder a una funcionalidad ya previamente instalada o presente en el vehículo en el momento de su compra. Es decir, pagar simplemente por desbloquear una funcionalidad concreta.
A esta problemática, se suma la falta de regulación por parte de las autoridades, que valide y garantice el correcto funcionamiento de los sistemas del auto una vez instalada la OTA. Y como la guinda la torta, también existe preocupación por su vulnerabilidad, pues al igual que los fabricantes pueden acceder a través de ellas al software de un auto, también lo podrían hacer los hackers. Lee Ciberataques sobre ruedas: ¿Qué tan fácil es hackear un auto?
Luces y sombras de una tecnología que, ya sea gratuita o de pago, permitirá a los fabricantes de automóviles ofrecer al cliente un producto que puede ir evolucionando y adquiriendo nuevas funciones y un mayor rendimiento con el paso del tiempo.
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