A principios de 2018, Jeep sorprendió a todos cuando en el Salón de Detroit develó -un poco antes de lo esperado- la renovación de la actual generación del Cherokee, la cual lucía una estética más moderna, pero también menos agresiva que antes, mucho más en línea con el Grand Cherokee y el Compass que con los modelos más off-road de la firma norteamericana. Y es que, efectivamente, el shock que produce esta actualización estética del modelo es, sin duda, lo primero que llama la atención, pero positivamente, para quienes aún no digeríamos ese brusco cambio que recibió hace un par de años.

Claramente, la idea de este nuevo Cherokee es que sea de gusto más global, y creo que lo logra con creces. Eso como primer punto. Atrás quedaron los focos controversiales que para muchos eran la opción para diferenciarse del resto, pero que Jeep, sin duda, se dio cuenta de que al final provocó el efecto contrario. Ahora esos focos tienen una apariencia mucho más convencional, que combinan mejor con ese capó recto, integrándose a la perfección con esta nueva silueta. No hay grandes cambios, pero son modificaciones que mantienen fresco el diseño.

Adentro, la marca trabajó en mejorar lo que estaba al debe: materiales y terminaciones. Punto dos, logrado con creces. La verdad es que este Cherokee es por lejos el que mejor ha hecho la marca norteamericana, subiendo varios escalones frente al modelo anterior y poniéndose a tono con otras marcas que le habían sacado ventaja en ese aspecto. En la habitabilidad podemos decir que es bastante cómodo, los espacios son amplios y permite tener una buena visibilidad en todos los puntos, a pesar de la pronunciada caída del pilar A, son pocos los puntos ciegos de este modelo. La sujeción es quizás lo que menos me agradó de esta versión, pero tampoco era grave.

Pero si hay algo que destacar es que este Cherokee viene con el sistema UConnect 4 y es genial. Mucho más rápido e intuitivo que la generación anterior, compatible con sistema Apple CarPlay y Android para quien necesite, que se visualiza en la pantalla táctil de 8.4" e incorpora cuatro entradas USB, tres para conexión medial y uno para carga, todo muy bien pensado para el usuario de hoy.

Nuestra versión de prueba montaba el bloque V6 3.2 con 271 Hp y 324 Nm de torque, asociado a una caja automática de nueve velocidades. El funcionamiento del motor es muy agradable, con buen desarrollo en bajas revoluciones, eso asociado a la exquisita transmisión automática de nueve velocidades -que es fluida y refinada en cada uno de los pasos de marcha-, logran encantar al usuario en el manejo en ciudad y en caminos sinuosos que necesitan rápida respuesta.

Sin embargo, nuevamente nos faltó sujeción, esta vez en la suspensión, que si bien mejora, aún tiende a tener demasiados balanceos y cargarse en curva más de los nos gustaría..., por eso recalco en decir que es un SUV rápido, pero no deportivo. No nos sentimos inseguros en las maniobras, pero tampoco nos entrega la total confianza para llevarlo siempre al límite, aunque respondan todos los elementos de asistencia.

Así con este nuevo Cherokee, que reconozco no haber sido nunca una fan de él, pero que en esta oportunidad me sorprendió y conquistó todos los días un poco más.

Ficha técnica:

» Motor: V6 3.2 litros

» Potencia: 271 Hp

» Torque: 324 Nm

» Transmisión: AT 9 vel.

» Tracción: 4x4

» Conectividad: Apple CarPlay / Android

» Pantalla: 8,4'' táctil

» Precio: $ 27.490.000

A favor:

El diseño, la elección de materiales y terminaciones del habitáculo, el sistema de infoentretenimiento y una caja muy suave.

En contra:

Sujeción lateral para el conductor, una suspensión que no permite llevarlo al límite y una dirección que sigue siendo poco directa.