El caso de Skoda en Chile podría ser tema de análisis. Deben ser contadas con una mano las personas, que tras conocer alguno de sus modelos, tienen palabras negativas en su evaluación, sin embargo, es una marca que sigue siendo de escaso reconocimiento, a pesar de sus enormes virtudes.

Tras manejar el Superb, esa situación se hace aún más patente, puesto que, aunque el segmento de los grandes sedanes está en retroceso frente al furioso avance de los SUV, lo que entrega esta berlina de 4.861 mm de largo es realmente de lo más alto que se puede encontrar, lo que no se traduce precisamente en ventas. Ni hablar si se compara precio-equipamiento, ahí la diferencia con rivales alemanes es aún mayor.

Es cierto. A nivel de diseño, aunque muestra evidentes signos de progreso en esta tercera generación, no se aprecia lo suficientemente osado en las líneas, a pesar de algunas formas angulosas. Lo más destacado es la caída en el pilar C, donde adopta una atractiva silueta coupé.

En el interior, donde la sobriedad es lo que prima, todo está pensado para la comodidad de los ocupantes. Desde el conductor, que tiene una serie de opciones de ajustes en su butaca (en posición, calefacción y ventilación), al enorme espacio que queda en las plazas traseras, sumado a la gran cantidad de portaobjetos repartidos por el habitáculo. Mención especial para el maletero, que abre portalón y ventanilla trasera, dejando al descubierto 625 litros de capacidad, por lejos lo más amplio del segmento.

Pero que la imagen señorial no confunda. Acá la tecnología también está a la vanguardia y cuenta con todos los dispositivos, destacando la pantalla táctil, que permite conectarse al smartphone mediante Android Auto y Apple CarPlay.

El andar del Superb es otro aspecto que eleva su puntaje. Nuestra versión de prueba lleva un motor de 2.0 TDI de 190 Hp, asociado a una caja automática DSG de seis marchas, y lo que entrega dejará realmente satisfechos a quienes lo manejen.

Para empezar, ofrece una gran suavidad de marcha, tanto en la ciudad como en autopistas, con una suspensión que copia las imperfecciones sin traspasarlas al habitaculo, pero que, además, está calibrada con la rigidez suficiente para desplazarse con seguridad y estabilidad en zonas de curvas. En ocasiones uno se olvida que lleva un vehículo de casi cinco metros, por la agilidad que muestra.

Y en movimiento, el par que se va recibiendo desde las 1.500 rpm permite ir consiguiendo la fuerza y la potencia de manera progresiva, con una aceleración constante. Quizás su arranque desde cero puede ser poco explosivo, aunque eso se modifica a gusto del conductor con los modos de manejo. Obviamente, el mejor promedio de consumo se consigue en modo Eco, aunque la mayor entretención se encuentra en Sport, donde la amortiguación y la dirección se endurecen un poco, a lo que se suma más sensibilidad en el acelerador y una optimización en el régimen de la caja, que estira el corte para aumentar la deportividad.

En conclusión, un modelo que vuelve a poner a Skoda entre los destacados, y que, de no ser por el desconocimiento y lo poco arriesgado del consumidor chileno, reclamaría un éxito rotundo.

A favor: El andar, la comodidad, el equipamiento de seguridad y la relación precio-calidad.

En contra: El diseño podría ser un poco más atrevido, tanto en el interior como en el exterior.

Ficha técnica

» Motor: 2.0 TDI » Potencia: 190 Hp a 3.500 rpm » Torque: 400 Nm a 1.900 rpm » Caja: DSG 6 vel.

» Maletero: 625 l. » Largo: 4.861 mm » Precio: $ 24.590.000