Ya se conocen la mayoría de los datos que reveló la investigación del grave accidente vehicular de Tiger Woods, ocurrido en febrero en Los Ángeles. Si a inicios de marzo se supo que el propio golfista había declarado no recordar estar al volante de su Genesis GV80, este miércoles fue Álex Villanueva, el sheriff de Los Ángeles, quien entregó más detalles del caso.
El agente sostuvo que Woods conducía a una velocidad que iba entre las 84 y 87 mph (135 y 140 km/) en una zona delimitada para 45 mph (72 km/h). Agregó que el tramo de carretera es conocido por la alta tasa de accidentabilidad, de forma que incluso existe una salida de emergencia para conductores que pierden el control y que está justo más adelante del lugar donde se estrelló el mejor golfista de la historia.
Villanueva deja en claro que el siniestro del 23 de febrero se produjo exclusivamente por responsabilidad del conductor, algo que coincide con la información inicial que se tuvo, referente a que no hubo huellas de frenada en el pavimento. Esto hace pensar que Tiger Woods pudo confundir el pedal de freno con el acelerador, en lo que evidentemente sería un accidente.
Por otra parte, el deportista todavía se recupera en su residencia de Florida, luego de que se lo sometiera a múltiples cirugías para corregir las fracturas de tibia y peroné en la pierna derecha. Además, se le instalaron tornillos y alfileres en ambos tobillos.
Este miércoles el propio Tiger Woods emitió un comunicado, señalando que está muy agradecido de las dos personas que lo asistieron en un primer momento y que llamaron al 911. Acto seguido, el deportista continuó con los equipos de bomberos y paramédicos que llegaron para extricarlo y derivarlo a un hospital.
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