Toyota continúa impulsando proyectos de crecimiento para reducir su huella de carbono, algo que viene haciendo desde 1997 con la introducción del Prius, modelo que logró introducir con éxito nuevas fuentes de energía cuando el mundo aún no tomaba plena conciencia del cambio climático.
Luego de la consolidación de ese producto, Toyota ha seguido desarrollando alternativas que sean más respetuosas con el medioambiente sin que esto involucre la explotación invasiva de materias primas, como sucede con el litio necesario para las baterías de los autos eléctricos.
Esto tuvo sus frutos con la aparición del Mirai, un modelo que utiliza el hidrógeno como principal fuente de generación de energía para poder propulsar a su mecánica eléctrica, reemplazando los grandes paquetes de baterías por estanques de almacenamiento, que luego de un proceso químico logran producir energía eléctrica. Algo conocido como “Pila de Combustible”
Pero el Mirai se enfrenta a un desafío que poco a poco comienza a derribar barreras: Conseguir el hidrógeno puro para cargar los tanques de alta presión es caro y difícil de hacer, ya que existen tres principales formas de hacerlo, donde la más limpia es por medio de electrólisis. Este proceso consiste en separar el agua (H₂O) en hidrógeno (H₂) y oxígeno (O₂) mediante una corriente eléctrica. La electricidad se puede obtener de fuentes renovables, como la energía solar o eólica para que el proceso sea realmente limpio, ya que requiere una cantidad considerable de energía. Cuando este proceso utiliza fuentes renovables de energía, se llama Hidrógeno Verde.
Lamentablemente es un proceso costoso y menos eficiente, que otras fuentes de generación como el reformado de vapor de metano, que es más rápido y menos complejo, pero que genera emisiones de CO₂. Por lo que si realmente se quiere aportar con reducir las emisiones en el proceso de separación del hidrógeno, se requiere una fuerte inversión inicial en los equipos necesarios tanto para purificar el agua, como para la electrólisis.
Aquí es donde Toyota se animó a ser la primera automotriz presente en el mercado chileno en instalar su propia planta de generación de hidrógeno por medio de electrólisis para repostar los tanques del Mirai, con una tecnología que combina los tiempos de repostaje de un auto a combustión, con el silencio propio de un auto eléctrico. Ya que con solo 5 minutos de tiempo de recarga, el Mirai puede tener hasta 650 kilómetros de autonomía, reafirmando que si los costos de producción, almacenamiento y repostaje de este gas logran bajar, sería una gran alternativa a los autos eléctricos, con procesos de producción que generen menor impacto ambiental.
La nueva instalación se ubica en el centro de distribución que la marca tiene en Pudahuel, muy cerca de la intersección entre la Ruta 68 y Américo Vespucio, por lo que los cuatro Mirai que están presentes en Chile, ahora cuentan con un punto de recarga que de momento es capaz de producir alrededor de 20 kilos de hidrógeno al día, lo suficiente para recargar casi 4 tanques de Mirai por día.
La inversión además cubrió el costo de una planta de purificación de agua, ya que al haber diferentes minerales en el agua potable consumida en Santiago, su conductividad es alta, por lo que eliminar esta característica es parte esencial del proceso de producción.
¿Cómo funciona el Toyota Mirai?
Lo cierto es que luego de la recarga, el Mirai realiza cinco procesos clave para poder propulsar su marcha. Estos cinco procesos son:
- Almacenamiento de hidrógeno: El hidrógeno se almacena en tanques de alta presión ubicados bajo los asientos traseros y donde iría el túnel de transmisión. Estos tanques están hechos de materiales ligeros y resistentes, con dos capas de plástico, más una capa extra de plástico reforzada con fibra de carbono.
- Flujo de hidrógeno: El hidrógeno fluye desde los tanques hacia la pila de combustible a través de las cañerías que se ubican en los bajos del auto.
- Reacción química: En la pila de combustible, el hidrógeno se combina con el oxígeno del aire para generar electricidad. Esta reacción no produce emisiones contaminantes, solo vapor de agua, que casi siempre logra condensarse, produciendo gotas de agua como única emisión.
- Motor eléctrico: La electricidad generada por la pila de combustible alimenta el motor eléctrico del auto, el cual se encarga de dar movimiento a las ruedas.
- Batería: El Mirai también tiene una batería de pequeña capacidad, que almacena parte de la electricidad generada por la pila de combustible. La batería se utiliza para proporcionar energía al vehículo cuando la demanda de energía es alta, como sería en el caso de una aceleración a fondo.
Como vimos, esta primera planta de hidrógeno marca un precedente en la industria y representa mucho más que una declaración de intenciones. Es un puntapié inicial para que se formen alianzas público-privadas para la masificación de esta tecnología, la cual es considerablemente más limpia que la producción de baterías de litio.
Todo esto fue confirmado y aplaudido por las autoridades que asistieron a la inauguración, como Takako Ito, embajadora de Japón en Chile; Paola Tapia, directora del DTPM, Diego Mendoza, secretario general de ANAC e Ítalo Bravo, alcalde de Pudahuel.
Con este primer paso, se espera que Chile pueda masificar la producción de hidrógeno verde en las ciudades, permitiendo que autos como el Mirai puedan recorrer nuestro país de punta a punta, con lugares donde repostar un combustible limpio, extraído con fuentes de energía renovables y con el menor impacto ambiental posible.