El 5 de octubre de 1955, el glamour tuvo cita en el Salón del Automóvil de París. Era la 52ª edición de la muestra en la Ciudad de la Luz y fue ese el momento y lugar escogidos por Citroën para develar el DS, un auto tan rupturista como sofisticado y también -por qué no decirlo- muy excéntrico.
Es que el Citroën DS, cuya pronunciación en francés significa literalmente diosa (‘déesse’), fue otra de las obras firmadas por Flaminio Bertoni y destacó al instante por una avanzada ingeniería y un diseño que puso a la marca de los chevrones como un actor de primera línea en la Europa de posguerra.
Cuenta la leyenda que a 45 minutos de destaparse, Citroën ya había tomado más de 700 órdenes. Al terminar ese miércoles, la planilla de pedidos superaba los 12 mil inscritos, que abonaron 80 mil francos para tener a ‘la diosa’ (luego también ganó otros apodos de menos garbo, como ‘Tiburón’, en España, o ‘Sapo’, en Latinoamérica). ¿Más? A los 10 días, la demanda llegó a 80 mil depósitos, un récord que Citroën ostentó por 60 años y que solo vino a ser batido recientemente por el Tesla Model 3. Valía 940 mil francos.
» Aventajado
Los expertos automotores coinciden en que el Citroën DS fue el iniciador de algo grande al interior de Citroën, cuya buena recepción del público vino por añadidura.
A diferencia de la contemporánea citroneta (Citroën 2CV), que nació como un auto popular para una Francia empobrecida tras la II Guerra Mundial, o del veteranísimo Traction Avant, con vida desde 1934, el DS fue visto como un auto casi venido del futuro. Era algo nunca visto, y tan futurista que en 1989, o sea tres décadas después, apareció en la segunda entrega de la saga “Volver al Futuro”, tal y como si se tratara de un auto de 2015. Parece enredado, que lo es, e increíble, que lo es más todavía.
Y decir que el Citroën DS fue un adelantado a sus tiempos no es exagerado bajo ningún punto. Podrá discutirse su belleza -de hecho, la revista MotorTrend lo tildó alguna vez de ser “extremadamente feo, aunque atractivo”-, pero su silueta aerodinámica, sus ruedas traseras escondidas detrás de la carrocería, la suspensión hidroneumática o la transmisión semiautomática hablan a las claras de una total innovación en la industria. Después, incluso el ‘Tiburón’ sumaría focos delanteros que giraban en el mismo sentido del volante. ¿No es eso lo que hoy los autos más modernos traen como un opcional?
De todo, lo primero que saltaba a la vista era la suspensión. Es que en la práctica el Citroën DS se ‘echaba’ sobre el chasis al estar estacionado, algo muy extraño, pero que tenía su lado funcional una vez en marcha. El conductor podía manejar a su arbitrio el despeje al piso, mediante una palanca en el tablero. Funcionó tan bien, que el auto trepaba por terrenos irregulares y andaba en solo tres ruedas, por consiguiente, un pinchazo no obligaba a una detención. A la hora de poner el repuesto, la tarea era más que sencilla, porque las llantas iban fijadas a la maza por un único perno escondido detrás de una cubierta cromada.
La transmisión también era un avance, ya que si bien el DS debutó con una palanca de cambios por detrás del volante (y por encima de la columna de dirección), no tenía pedal de embrague. No lo necesitaba, porque las marchas podían engranarse moviendo ese brazo cromado con pomo negro.
El volante también aparece a menudo en los rankings de los timones más peculiares en la historia automotriz. Es una especie de extensión de la columna de dirección, que desemboca en un asa que atenaza la circunferencia del volante. En el fondo, no tiene dos ni tres radios como el común de los vehículos.
» Un nuevo estatus
El tercer integrante del portafolio de Citroën a mediados del 50, junto con los mencionados 2CV y Traction Avant -todos con el sello del italiano Bertoni- vino entonces a darle una presencia importante a la marca en la alta sociedad, la política y el espectáculo de mediados de siglo.
En 1955, el Citroën DS fue portada de la 340ª entrega de la revista Paris Match (que, como esta, también sigue dando la pelea). Lo conducía la actriz italiana Gina Lollobrigida. Más tarde aparecieron manejándolo, ya sin estrategias de marketing detrás, figuras de la pantalla grande como Brigitte Bardot, Jane Birkin, Sean Connery y Cary Grant.
Asimismo, el Citroën DS también se anotó importantes victorias en el motorsport. En 1960 ganó la prueba Lieja-Roma-Lieja, el 63 se alzó en el Tour de Córcega, el 65 en el Safari del Este Africano, un año después en Monte Carlo y en 1969 en Portugal.
» El auto del presidente
Del mundo político, fue también el modelo predilecto de Jackie Kennedy y la Reina Isabel II en sus regulares visitas de Estado a Francia, en tanto que su mayor sello en el ámbito del poder fue que también era el coche presidencial de los mandatarios Charles de Gaulle y Georges Pompidou.
El 22 de agosto de 1962, un grupo armado ultranacionalista atentó contra el presidente De Gaulle y su esposa en el barrio parisino Petit-Clamart, asestándole 14 tiros a la carrocería y las ruedas del Citroën DS, en una verdadera lluvia de fuego.
El ataque fue encabezado por el coronel Jean-Marie Bastien-Thiry, quien no toleraba que De Gaulle hubiera aceptado la independencia de Argelia. El militar fue fusilado en 1963, en tanto que Charles de Gaulle destacó siempre al Citroën DS por “haberle salvado la vida”.
Pese a haber probado andar en tres ruedas sin mayores problemas, ese día el auto escapó a toda velocidad apenas con dos ruedas sanas.
Así como el Citroën DS remeció la industria automotriz hace 65 años, hoy lo sigue haciendo en el plano de la literatura.
Se ha escrito más de una decena de libros dedicados a este entrañable automóvil. El último de ellos, publicado recién en junio, se llama ‘The Goddess - La Déesse: Investigations on the Legendary Citroën DS’ y es de autoría del arquitecto suizo Christian Sumi, profesor graduado de la Universidad de Zurich y que ha impartido clases en Harvard, Lausanne y Glasgow (ver oferta en Amazon).
‘Diosa’ o ‘Tiburón’, el Citroën DS respondió bien a sus dos más famosos apodos. MT