Recuerdo perfecto mi primer acercamiento al Volkswagen T-Cross. Fue en Münich, Alemania, hace poco más de dos años, y el auto todavía estaba camuflado casi en un 60%. No pude ver su interior, ni las formas finales, pero sí conducirlo.

Fue raro manejar un auto camuflado, sobre todo porque era una edición europea de pre-producción a la que todavía le estaban haciendo ajustes. Nunca se me borrará de la memoria el momento en que, inocentemente, pregunté cuánto costaba el auto en esta fase de desarrollo, "alrededor de un millón de euros", me contestaron. Recuerdo que pisé un poco el freno de la impresión.

Por eso, manejar el T-Cross de producción por las calles de Santiago se siente casi como un triunfo personal, ya que después de esa experiencia nos pidieron dar nuestras impresiones respecto del desempeño, suspensión y dinámica conductiva.

De vuelta al T-Cross de producción, las cosas se mantienen muy similares a las de ese primer acercamiento. Es que a Volkswagen le pesaba no tener un SUV en el segmento de entrada, por lo que tenían que ir con todo.

Y vaya que se esforzaron, logrando crear un modelo que se ve amplio y robusto, que mantiene todos los códigos de diseño de la marca, pero que aun así se diferencia de sus hermanos más grandes, proponiendo un look más dinámico, urbano y juvenil.

Son estos dos últimos puntos donde Volkswagen pone su mayor énfasis. El T-Cross cuenta con un buen motor de 1.6 litros y 110 Hp, cuyos 155 Nm de torque máximo se ven bien en el papel, pero al que, de todas maneras, a veces le falta fuerza, sobre todo en bajas revoluciones. Hay que llevarlo alrededor de las 4.000 vueltas para obtener un desempeño más animado y la caja automática de seis marchas, enfocada en el ahorro y el confort, muchas veces no deja sobrerrevolucionar al auto, lo que puede quitarle agilidad en carretera.

En términos de dinamismo, se siente bastante aplomado cuando se sube la velocidad, aunque es imposible no sentir el movimiento de la carrocería cuando se hacen maniobras bruscas. No nos olvidemos de que el T-Cross mide 4.199 mm de largo. Un detalle a destacar es su buena insonorización, ya que solo se siente un leve ronroneo del motor en el habitáculo, lo que permite disfrutar del sistema de audio, o bien mantener una conversación a un volumen moderado.

Nuestra versión de prueba, Limited AT, se diferencia del resto de la gama por su caja automática (el motor es el mismo para las cinco opciones), y por elementos de equipamiento y seguridad.

En esta opción, el T-Cross dispone de una pantalla táctil de 8" asociada al sistema de infoentretenimiento, y compatible con Apple CarPlay y Android Auto. Basta conectar el cable del teléfono para que el enlace sea casi automático. Ahora, si queremos conectarnos al bluetooth, el proceso puede hacerse un poco más largo.

Así, Volkswagen tiene en el T-Cross un buen competidor en el segmento de SUV más pequeños. ¿El gran "pero"? Su precio de $ 18.590.000, a mi gusto un poco alto si pensamos que quiere ser la puerta de entrada al mundo de los SUV de la firma alemana.

A favor

Agradable diseño interior y exterior, buenos plásticos y materiales, cómodo para cinco ocupantes. Sistema de entretenimiento fácil de usar. Alta seguridad (en esta versión).

En contra

Precio un poco alto si se compara con otros competidores del segmento. Al motor le falta algo de fuerza en la parte baja del tacómetro. Maletero algo pequeño para el tamaño del auto.

Ficha técnica Volkswagen T-Cross Limited AT

» Motor: 1.6 litros MSI

» Potencia: 110 Hp

» Torque: 155 Nm

» Caja: AT 6 vel.

» Pantalla: táctil, 8"

» Largo: 4.199 mm

» Maletero: 373 litros

» Precio lista: $ 18.590.000