Tuve que tener una seria conversación con esta hermosa máquina de 214 kilos. Soy algo vanidoso y como tal me encanta ser mirado, pero montado en esta Yamaha de la familia Sport Touring de la casa japonesa, no hubo caso… Su agresiva y audaz estética de líneas firmes y de alguna manera hasta sensuales captura como pocas el foco de las personas.

Califica para beldad acompañada por un motor tricilíndrico de 847 centímetros cúbicos (son tres cilindros en línea), dueño de una acústica como sacada del coro de una ópera. Las señas de su trazo y fabricación ingenieril van cautivando cuadro a cuadro.

La vi hace algunos años en el Salón de la Moto de Milán y hoy como modelo nuevo ya en Chile, engalana su atuendo general con gadgets tecnológicos como el estreno de una suspensión invertida delantera, posibilidad de enganchar un control crucero para largas distancias y disfrutar con más relajo de la ruta. ¿Hace frío? No hay problema… viene con calientapuños, un sistema de cambio rápido que nos deja subir de marcha sin necesidad de usar el embrague y, por cierto, un regulador de la suspensión trasera.

La pantalla de protección frontal contra el viento es ajustable en dos posiciones y muy sencillo moverla, luego, el sistema de telemetría con información generosa es muy completo y hasta fotocromático para facilitar la lectura de los datos en el caso de mucho sol sobre nuestra cabeza, a la entrada de un túnel o manejar de noche. Acá se viene mi primer reparo y que tiene que ver con las letras algo pequeñas de alguna información y que definitivamente me costó leer (a mis 53 años uso lentes de lectura con aumento).

Cuando les comento que hay una decidida evolución en lo electrónico lo hago pensando, entre muchas opciones, en la posibilidad de mapear la respuesta del motor en tres modos. Hay uno para ir conociéndola que es el B o Rain. Digamos que los 115 Hp se notan siempre (esta moto es una derivación de una chica salvaje que conocí hace ya su buen tiempo y que se llama MT 09). Claro que en modo B esta potencia, que es bastante, se manifiesta con algo más de mesura. La moto cambia bastante al seleccionar el modo Standard, donde ya notamos algo más de rienda suelta para finalmente optar por el Modo A que es ideal para carretera. Acá la Tracer 900 GT llega a los límites de la entrega de potencia y quizás por lo mismo tal vez no sea bueno emplearlo en ciudad o lugares con congestión, no tiene mucho sentido.

Con una máquina así de feroz es bueno contar con frenos eficaces y los tiene. Están confiados a una situación delantera de doble disco hidráulico de 298 mm, ABS y un esquema trasero de un disco de 245 mm con ABS.

Así, a altas velocidades notamos lo poco que le cuesta retomar ante desaceleraciones, gozamos de rebases contundentes y un manillar algo angosto que hace crecer su maniobrabilidad en curvas o tránsito por zonas estrechas.

Si voy mucho rato a altas velocidades el consumo cobra y cae a 12 o 10 km/l. Pero si salgo de viaje, como lo hice, y circulo entre 95 y 115 km/h, tendrá una media de 22 a 25 km/l. A esto añadamos la capacidad del estanque de 18 litros con una autonomía final aproximada de 400 kilómetros.

Y lo constatamos al emprender un par de periplos a la costa de la Quinta Región, desde Santiago, recorrido cerca del mar y luego regreso a la capital.

Inmenso, bello y completo producto que Yamaha pone en su vitrina pensando en los viajeros de largas rutas y también en los seres urbanos que gustan de moverse en una moto que sí llame la atención y responda como una superdotada.