Las elecciones presidenciales de Kenia, al menos durante los últimos años, han estado marcadas por problemas. Ya sea por actos violentos o por irregularidades en el proceso, el país africano no se ha podido desmarcar de los incidentes, ya sea antes o después de la entrega de los resultados. En esta ocasión, la votación realizada el 9 de agosto para elegir al próximo mandatario y que oficialmente puso a William Ruto a la cabeza del país, no estuvo exenta de incidentes.
El presidente de la Comisión Electoral Independiente de Kenia, Wafula Chebukati, anunció que el vicepresidente Ruto había sido elegido con el 50,49% de los votos (7.170.000 papeletas), frente al 48,85% (6.940.000 sufragios) del ex primer ministro Raila Odinga, el histórico candidato de la oposición, en una de los escrutinios más ajustados de la historia del país.
Minutos antes de esta declaración, cuatro de los siete comisarios de la Comisión Electoral Independiente (IEBC) afirmaron en una conferencia de prensa en un hotel de la capital, Nairobi, que rechazaban los resultados. “No podemos asumir la responsabilidad de los resultados que se van a anunciar a causa del carácter opaco del proceso”, declaró la vicepresidenta de la IEBC, Juliana Cherera.
Ante tan reñido resultado, y con más de la mitad de los miembros de la comisión electoral oponiéndose a los resultados, el jefe de escrutinio del comando de Odinga, del Movimiento Democrático Naranja, insinuó que se había dado un fraude electoral al comparar la sala de la comisión electoral con una “escena de un crimen”, reportó Al Jazeera. En las ciudades donde Odinga tenía más apoyo electoral, barricadas y protestas se tomaron las calles.
Desligándose de los dichos del candidato perdedor, Chebukati se defendió diciendo que incluso sufrió amenazas. “Hemos recorrido el camino para garantizar a los kenianos unas elecciones libres, justas y creíbles. No ha sido un viaje fácil: ahora mismo dos de mis comisarios y el director general están heridos”, aseguró.
El Presidente electo, de la Alianza Democrática Unida, también descartó las acusaciones de irregularidades en su discurso tras su victoria en las urnas, donde agradeció a la comisión electoral por su labor supervisando la elección. “Es una velada maravillosa... todo el poder soberano pertenece al pueblo de Kenia”, aseguró Ruto. También dijo que Chebukati era un “héroe” y calificó el acto de los comisionados que se desligaron del resultado como “un espectáculo secundario”.
El analista Benjamin Hunter puso en duda el discurso de Odinga y su comando en conversación con The Guardian, pues aseguró que algunos de los cuatro comisionados podrían tener motivaciones políticas. “Los cuatro comisionados que critican el recuento de votos por considerarlo opaco fueron nombrados por (el presidente saliente Uhuru) Kenyatta en 2018 y su intervención huele a injerencia política del bando de Raila Odinga”, dijo el experto en asuntos africanos de Maplecroft, consultora con sede en Reino Unido.
En las elecciones de 2017, la casa de Ruto fue atacada por un hombre armado con un machete, donde falleció un guardia de servicio. Christopher Msando, quien se desempeñaba como jefe de información, comunicación y tecnología de la Comisión Electoral, también murió en el marco de la elección. Su cuerpo fue encontrado con marcas de tortura.
Para 2013, las elecciones se dieron con relativa tranquilidad, exceptuando el ataque de una pandilla cuando recién se abrían las urnas. Al menos seis policías murieron en la ocasión. Mientras que en 2007, cuando Mwai Kibaki se convirtió en Presidente al derrotar justamente a Raila Odinga, se acusó al vencedor de fraude electoral. Teoría ampliamente respaldada por la comunidad internacional en el momento.
De vuelta en el presente, con una elección marcada por la baja participación de la población, Hassan Khannenje, director del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos HORN, le dijo a Al Jazeera que la “apatía de los votantes” se debía probablemente al alto costo de vida. “La incapacidad de los líderes políticos para brindar soluciones confiables a los ciudadanos es lo que también ha deprimido el votar”, aseguró.
Las elecciones de 2022 se desarrollaron de manera pacífica, pero tuvieron una participación más baja que en 2017, un 65% (más de 22 millones de votantes) por un 78% en la anterior cita presidencial.
El sucesor de Kenyatta, en el poder desde 2013 y quien cumple su segundo y último mandato de cinco años, se convertirá en el quinto presidente desde que este país -potencia de África Oriental y socio estratégico de Occidente- se independizó del Reino Unido en 1963. A sus 55 años, Ruto se transforma en el primer presidente en 20 años de la etnia kalenjin, tras dos presidentes de la etnia kikuyu.