El panorama sobre las perspectivas de un triunfo de Ucrania en la invasión impulsada por Rusia, el 24 de febrero de 2022, se hacen cada vez más lejanas para los europeos, aseguró una encuesta. Apenas el 10% de los consultados, es decir, uno de cada 10 europeos, dijo creer que el país invadido puede anteponerse a su invasor. En desmedro de aquello, la mayoría ve como el escenario más probable el que se logre alguna clase de “acuerdo conciliatorio” entre las dos partes, sin que esto signifique una victoria total de Rusia.
Los autores de la encuesta, la que fue encargada por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés), señalaron que los índices de apoyo a Ucrania siguen siendo altos, pero los datos revelan la necesidad de un cambio en la retórica de los líderes del continente hacia una más “realista”, centrada en definir qué significaría una paz justa. Los resultados del sondeo fueron publicados en el momento en que la nación invadida se ve más complicada en el escenario bélico.
De hecho, la toma de muestras que dio como resultado la visión pesimista sobre Ucrania ocurrió en enero, previo a que Rusia lograra su mayor avance territorial en nueve meses, luego de que este fin de semana lograra hacerse con el control de Avdiivka. Los meses de cruentos enfrentamientos permitieron un importante avance en el frente, el más grande desde la captura de Bajmut por las tropas de Wagner, en mayo de 2023. Este hito bélico ocurrió posterior a que los 17.023 participantes respondieran la encuesta online, por lo que es imposible ponderar cuánto habrá afectado la respuesta post avance ruso.
La medición se hizo en 12 países de la Unión Europea –Alemania, España, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Suecia–, y, entre otros resultados y conclusiones, destacan que algunos de los elementos que más alimentan el pesimismo sobre el resultado de la guerra son el estancamiento (o el fallo, lisa y llanamente) de la contraofensiva ucraniana, el creciente temor de un cambio en la política internacional de Estados Unidos y el potencial regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, consignó The Guardian.
Evidentemente, la percepción varía de país a país, con Polonia, Suecia y Portugal como los más optimistas sobre las posibilidades de Ucrania, con un 17% asegurando que este ganará. En las antípodas, Grecia y Hungría son los que menos chances le dan, con un 2 y 4%, respectivamente, y, al mismo tiempo, son las dos naciones que más visualizan a Rusia imponiéndose en una victoria total, con el 30 y 31% de la población apoyando esa premisa.
En la misma fecha, pero del año anterior, eran más los europeos que afirmaban que Ucrania lograría recuperar todo el territorio tomado que los que veían lo contrario. Cuando la guerra llegó a su primer aniversario, el 24 de febrero de 2023, YouGov y otra encuesta estadounidense revelaron que, si bien había avanzado la opción de una negociación entre las partes, en el peor de los casos, algunos países –como España, Alemania y Francia– estaban divididos en partes similares. El resto prefería una victoria de Ucrania. Hoy, el escenario es radicalmente distinto, con la gran mayoría a favor de un pacto, y con muy pocos esperando que el país dirigido por Volodímir Zelensky se imponga.
Mark Leonard, coautor del informe y miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), señaló a The Guardian que “para seguir contando con el apoyo europeo a Ucrania, los líderes de la UE tendrán que cambiar su forma de hablar de la guerra”, en referencia a este cambio en la percepción de parte de la población.
Si bien la mayoría de los ciudadanos europeos “están desesperados por evitar una victoria rusa”, pocos creen que Kiev pueda ganar por la vía militar, añadió Leonard. Con eso en mente, planteó que el argumento más convincente que podrían utilizar los políticos para convencer a un público cada vez más escéptico es señalar que mantener las ayudas económicas y financieras podrían “conducir a una paz sostenible y negociada que favorezca a Kiev, en lugar de una victoria de Vladimir Putin”, el Presidente de Rusia.
Pero la tarea no es sencilla. El sondeo puso de manifiesto que cada vez son más los europeos que consideran que la guerra entre Rusia y Ucrania les afecta directamente. El 33% de los consultados dijo creer que la invasión tiene un mayor impacto en su país que lo que genera la guerra en Medio Oriente. Lejos, el 5% dijo que la segunda afecta más que la primera, y al ampliarlo a Europa en su totalidad, en vez de solo en su país, el 29% aseguró que afectaba más el conflicto ucraniano.
Este miércoles, el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, aseguró que su ejército había capturado Krynky, un pequeño pueblo ribereño situado en la orilla izquierda del río Dnipro, en la región ucraniana de Kherson.
Si bien el Mando Operativo de Ucrania negó la afirmación de Shoigu, asegurando que “las fuerzas de defensa del sur de Ucrania continúan manteniendo sus posiciones, infligiendo pérdidas significativas al enemigo”, la información podría considerarse como un ejemplo más de que el momento bélico favorece a Rusia, quien se mantiene a la ofensiva. Pero para Michael O’Hanlon, catedrático de Defensa y Estrategia en la Brookings Institution, “aunque la situación actual es difícil (para Ucrania), no hay motivos para el fatalismo”, escribió en una columna para The Washington Post.
“Se ha hablado mucho de la decepcionante contraofensiva ucraniana de 2023. Pero dada la fortaleza de las defensas de ambos bandos, su fracaso no fue una gran sorpresa. La defensa es simplemente más fuerte que el ataque en esta etapa de la guerra y, debido a esto, Ucrania podría ser capaz de aferrarse a la mayor parte o la totalidad del 82% del territorio anterior a 2014 que ahora mantiene, incluso con suministros militares limitados”.
Pero también hace una advertencia: “Sin embargo, como demuestra la reciente pérdida de Avdiivka, Ucrania podría pasar apuros en caso de un corte total de la ayuda estadounidense”, cerró.
Un funcionario occidental aseguró a The Guardian que, si bien Putin no ha “renunciado a sus objetivos maximalistas de subyugar a Ucrania”, no ven una estrategia clara de parte del Kremlin, al menos a largo plazo. “No creemos que Rusia tenga un plan significativo más allá de seguir luchando con la expectativa de que el número de hombres y equipos rusos acabe por decir algo”, señaló.
El factor Trump
La ausencia de “sentido heroico”, como lo acuñaron los autores, se amplifica con la perspectiva de un posible retorno del expresidente de Estados Unidos Donald Trump a la Casa Blanca, con miras a la inminente contienda entre el rubio magnate y, posiblemente, el actual mandatario, Joe Biden.
De hecho, el 56% de los encuestados en 12 países distintos de la UE argumentó que, en general, se sentirían muy o bastante decepcionados de que Trump retornara al poder en EE.UU. Posiblemente, dicha opinión no responde únicamente a apego o rechazo ideológico, sino que también podría incluir la postura del magnate de encerrar a su país y dar menos importancia a los conflictos externos. Prueba de aquello es el cada vez más pronunciado rechazo de las fuerzas republicanas en el Congreso de denegar más paquetes de ayuda económica, pero también las amenazas de Trump sobre la OTAN y el financiamiento del organismo, y los buenos ojos de Putin a la candidatura del exmandatario.
En Estados Unidos no ha sido un tema menor las ayudas financieras en el Congreso. Este miércoles, el portavoz de la Casa Blanca, Andrew Bates, se lanzó contra el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, por no someter a votación el paquete de ayuda exterior de 95.000 millones de dólares, detalló CNN. El funcionario lo acusó de anteponer “su propia estrategia política interna por encima de la seguridad del pueblo estadounidense”. El paquete forma parte del suplemento de seguridad nacional que proporcionaría ayuda crítica no solo a Ucrania, sino que también a Israel y Taiwán.
La única excepción en esta posición fatalista sobre la posible llegada del expresidente a Washington se dio en Hungría, hogar de Viktor Orbán, quien suele oponerse a las políticas europeas de entregas de munición o dinero. Si bien igual fueron más los decepcionados (31%) que los contentos (27%), la brecha es mucho menos que en otros países de la región.
Entre los partidos de extrema derecha, muchos mostraron un menor apego a la figura de Trump que lo que se había visto de forma previa, aseguró The Guardian. Por ejemplo, solo un tercio de los votantes de Alternativa para Alemania (AfD), el Partido de la Libertad (FPÖ) de Austria o Hermanos de Italia señalaron que acogerían con alegría la eventual victoria del exmandatario. Y entre los seguidores del Frente Nacional (FN) de Francia y Ley y Justicia (PiS) de Polonia, el apoyo fue aún menor.
“Vladimir Putin apuesta por el cansancio de la guerra en Occidente para lograr una victoria rusa. Un escenario ideal para él sería que una segunda administración Trump pusiera fin al apoyo estadounidense a Kiev y que el interés europeo por la guerra disminuyera. Si Ucrania se convirtiera en otro elemento de las guerras culturales europeas antes de las elecciones de junio, con los antieuropeos oponiéndose a seguir apoyando a Kiev y los proeuropeos deseando mantenerlo, jugaría a su favor”, señalan los autores en el informe.
Donde hay mayores dudas es en el hipotético caso en que Trump gane, y decida quitar la ayuda militar a Ucrania. En ese eventual escenario, el 41% de los consultados defendió la idea de que la Unión Europea debería aumentar o mantener su nivel actual de apoyo, pero, al mismo tiempo, solo una quinta parte dijo estar dispuesta a que Europa compense económicamente la retirada norteamericana, si ocurriera. No muy lejos, con el 33% de las respuestas, otro grupo argumentó que la UE debería seguir el ejemplo estadounidense en ese, nuevamente, hipotético caso.
De momento, el bloque continental sigue presionando a Rusia. Este miércoles, la UE acordó promulgar una nueva ronda de sanciones, las que incluyen la prohibición de que unas 200 personas y entidades del país de Eurasia hagan negocios con empresas de la UE o viajen a ella. “Con este paquete, tomamos más medidas contra las entidades implicadas en la elusión (de las sanciones), los sectores de defensa y militar”, señaló el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell según el medio VOA.
El desafío, platearon los autores, es encontrar una salida discursiva a la dicotomía entre la caída en la confianza sobre cómo acabará la guerra, y los deseos de mantener el apoyo a Ucrania para evitar una victoria rusa.
“A medida que Europa y Estados Unidos se adentran en la temporada electoral, la búsqueda de una definición de la paz será un campo de batalla crítico”, escribieron. “Los líderes tendrán que encontrar un nuevo lenguaje que resuene con el sentimiento actual”.
Ivan Krastev, el otro coautor del informe, quien también preside el think tank Centro de Estrategias Liberales, con sede en Sofía, agregó que una victoria rusa no es equivalente a “la paz”. “Si el precio de poner fin a la guerra es convertir a Ucrania en tierra de nadie, será una derrota no solo para Kiev, sino para Europa y su seguridad”, aseveró.